Paz Flores / Ciudad libre

AutorPaz Flores

Hoy quiero hacer un acto de contrición por haberle llamado alguna vez Monstruorrey a esta ciudad.

Porque cuando alguien le cambia de nombre a las cosas, aunque sea jugando, es como si lo decretara. Así es que: cancelado, cancelado y mil veces cancelado, me retracto de haberle llamado así.

Para esta ciudad aún es una sorpresa que las vendettas entre los sicarios del narcotráfico lleguen hasta sus calles. "Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido", dice un refrán y es cierto.

Si atendemos lo prioritario, ésta ciudad todavía está a tiempo de evitar los problemas de otras ciudades-caos, ciudades-cárcel, ciudades en las que las colonias se transforman en minifortalezas con guaruras por todos lados, ciudades con búnkers para refugiarse de la desgracia inminente que se siente en el ambiente, ciudades sitiadas por el miedo que como enfermedad colectiva se contagia peor que la gripa.

Me refiero al DF, a Ciudad Juárez, a Nuevo Laredo, a Sinaloa, a Tijuana y tantas otras ciudades abrumadas por la violencia.

No se ofendan, cada una de esas ciudades tiene lo suyo, sus maravillas, sus sitios de encuentro y desencuentro, hasta Juárez a pesar de sus mujeres muertas. Pero, la violencia es una pandemia que se contagia, y no es metáfora, está comprobado.

Por eso, más que en un afán purista o conservador que por supuesto no tengo, en un afán natural de supervivencia deberíamos usar todos los recursos para rescatar lo prioritario: una ciudad libre. Como lo expresó claramente Luis Barona en una carta a El Norte. Una ciudad libre de violencia, una ciudad libre del caos, una ciudad donde sus habitantes se sientan con derecho de ciudad.

Este año me la he pasado viajando entre el DF y Monterrey. Voy y vengo, y voy para el segundo año de una lucha constante para que no me trague el DF como se traga a muchos, es como un remolino: te paras en la orilla y te estira, y se te dejas llevar por la corriente te vas. El comentario generalizado es "estoy aquí por unos años y luego me voy", luego pasa el tiempo y escuchas "todos aquí están buscando cómo salirse", luego se vuelve resignación y más tarde están en la ciudad-cárcel más grande del Planeta.

Lo que me queda claro es que detrás de la violencia y contaminación hay problemas estructurales que nunca son atendidos, uno de los cuales es la sobrepoblación. El corazón económico atrae a las empresas y éstas llevan a sus ejecutivos, y así se forma una cadena que termina en una serpiente gigante de sobreproducción y...

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