Pata de Perro / ¡El futuro es ahora!

AutorAlonso Vera

Marcel Proust dijo que el verdadero viaje de descubrimiento no consiste sólo en ver lugares nuevos, sino en mirar con nuevos ojos, y tenía razón.

Viajar no es más que alentar la imaginación y nuestra razón y, aunque por muchos años lo he sostenido, hoy lo entiendo más que nunca.

Lo entiendo porque una nueva era en turismo se acerca. Una era en la que desde la comodidad o incomodidad de nuestras casas podremos realizar los viajes que jamás imaginamos o pudimos concretar por cuestiones económicas o físicas.

'Estando aquí no estoy'

Un ejemplo de lo anterior es la cartografía tridimensional, ya que muy pronto estarán a nuestra disposición recorridos tridimensionales alrededor del mundo.

Una tecnología que permitirá ejercer el concepto de la revolución industrial: viajar virtualmente por las calles de cualquier ciudad, visitar atractivos turísticos como plazas, templos y monumentos, pasear junto a las grandes migraciones de África o hacer compras al interior de cualquiera tienda.

Obviamente, tenían que ser Microsoft y Google, los dos gigantes de la era digital, los que están en medio de esta carrera para ver quién es capaz de ofrecer primero los mapas tridimensionales en su sistema.

Ambas empresas han invertido millones de dólares para "tridimensionalizar" sus registros cartográficos; los nuevos mapas se están elaborando a partir de GoogleEarth y VirtualEarth, así como de información satelital generada por la NASA.

Comunidades viajeras

La especie humana se encuentra diferenciada por cuestiones políticas, sociales y culturales, y, a pesar de pertenecer a la misma raza, es inconcebible que todos podríamos vivir de una misma forma.

Y son tal vez las fronteras pautadas por el triunvirato anterior las que por siglos nos han mantenido "alejados" los unos de los otros. Pero el fenómeno de la globalización, soportado por el desarrollo tecnológico, ha replanteado el paradigma.

Por un lado, podemos apreciar que las diferencias entre los ricos y los pobres son aún mayores, y no se observa una posibilidad cercana de abreviar lo anterior.

Sin duda las técnicas más sofisticadas que han sido integradas a la vida cotidiana de, digamos, los suecos, no tendrían cabida en una aldea de Sierra Leona, donde una lámpara se convierte en el centro de atención de todos sus habitantes.

Y luego todo vuelve a ser igual que antes. La tecnología, ni siquiera las computadoras portátiles de 100 dólares que promueve Negroponte en los países "subdesarrollados", cambiará lo...

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