Pata de perro / Razones sobran

AutorAlonso Vera

Hace tiempo que no visitaba Jalisco y me disculpo por ello. Definitivamente, es uno de mis destinos favoritos en el planeta y no por algo específico. Son muchos los motivos.

Me gusta caminar sin rumbo por el centro histórico de Guadalajara, sobre todo para participar de la vida cotidiana. Sucede de manera preferente en cada una de sus cuatro plazas en torno a la catedral.

Es un espectáculo que no le pide nada a ninguno que haya sucedido en el Teatro Degollado. Atesoro cada fuente y cada calle dedicada al movimiento errante de los peatones seducidos, casi hipnotizados, por su diversidad arquitectónica. El estímulo es constante. Sonrisas por doquier.

Cada escultura expuesta y puesta a discreción del transeúnte resulta en una agradable sorpresa. También cada historia detrás de cada piedra puesta, pulida y pintada, sobre todo las del Palacio de Gobierno en donde pude mirar de frente al fin la obra de José Clemente Orozco.

El mural "Lucha Social" es una imagen que atesoro desde la infancia, así como el recuerdo del picor de las tortas ahogadas que ofrece Ignacio "El Güerito" Saldaña desde 1959 en su modesto y animado local.

La tarde la disfruté también platicando con Jaime Ashida, guardián del Taller Mexicano de Gobelinos y la galería de arte contemporáneo Arena México.

Convivir con los monumentales tapices de lana inspirados en los diseños de grandes artistas contemporáneos como mi querido Joaquín Segura me hizo pensar en la importancia de resguardar los oficios. Me hizo sentir también parte de algo que lleva siendo por siglos, pero sobre todo de aquello a lo que aspiro pertenecer en el futuro.

Ahora camino por la Colonia Americana entre mansiones a la sombra de jacarandas e innumerables grúas, síntoma de la expansión vertical en esta urbe que atrae a viajeros, artistas e inversionistas del mundo entero. Sorprende la oferta de galerías y boutiques, hoteles de diseño y restaurantes de autor.

Me siento en cualquier otro barrio de moda en cualquier otra urbe del mundo hasta que me...

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