Pasean entre vallas, policías y marchas
| Autor | Luis Fernando Reyes e Iván Sosa |
A pesar del cerco de seguridad y las marchas que trastocaron la vida dominical del Centro Histórico, capitalinos intentaron ayer pasear por el Primer Cuadro.
Ni el amago de una movilización de 20 mil profesores impidió que Daniela Tamara, vestida de rosa en amplio ajuar de quinceañera, se paseara por las calles del Centro para su sesión de fotos.
Granaderos y vallas le sirvieron de fondo a la joven originaria de Xochimilco.
"Es lo mejor para la idea de ambiente urbano que buscamos", explicó emocionado su fotógrafo, Antonio González.
Eran las 08:00 de la mañana, en los alrededores del Palacio de Bellas Artes se vivía una tensa calma, como en todo el Perímetro A, era el ambiente previo a las consignas, al paso de los granaderos.
Pero como Daniela, los restauranteros de la zona decidieron seguir con lo programado, abrir sus negocios con todo y vallas.
Incluso aquéllos que fueron vandalizados el 1 de diciembre del año pasado.
"Por temor se pusieron estas vallas, afortunadamente no pasó nada", dijo el mesero Rubén, del restaurante Wings ubicado en la plaza Patio Juárez, frente a la Alameda, y el cual estaba prácticamente blindado.
Ese negocio, lo mismo que un Bancomer cercano, el Sanborns Café de Juárez y Humboldt, y la tiende deportiva Nike de la Plaza Parque Alameda fueron resguardados con vallas grises del paso de los inconformes, pero abiertos al público.
"Yo creo que hasta el martes quitan las vallas, porque todavía falta lo del informe de mañana (hoy)", señaló un empleado de la tienda Nike.
El andador de Madero estuvo disponible, pero había que entrar por 5 de Mayo o 16 de Septiembre, pues sobre el Eje Central el acceso fue bloqueado.
Para algunos paseantes, la manifestación fue una sorpresa, pero no impidió que siguieran con las actividades planeadas.
Es el caso de Mario y Érica, quienes comían en el McDonald's de Eje Central y Ayuntamiento, con su hijo Leonardo, cuando los empleados bajaron las cortinas para avisarles que pasaría una manifestación y que por seguridad se mantendrían las puertas cerradas.
"Fue muy raro, sorpresivo, nos asustamos un poco, pero por el pequeño (de cuatro años)", narró Mario.
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