Pasan del terror a la desolación

AutorRolando Herrera

JOJUTLA, Mor.- Sentada en un banco de plástico, Míriam Guadalupe Cueto mira cómo los soldados comienzan a levantar con palas los ladrillos y el cascajo que se derrumbó de lo que fue su tienda de abarrotes, la que bautizó hace 11 años como "El Esfuerzo".

La mujer, madre de un niña de 10 años y un adolescente de 14, no atina a definir el sentimiento que la embarga: El martes fue de terror, cuando salió corriendo del inmueble al sentir la fuerza del sismo magnitud 7.1, y ayer, de tristeza, al tomar conciencia de que perdió todo su patrimonio.

"Siento muy feo que no tengo nada. No sé, siento muchas cosas", dice mientras lucha por contener las lágrimas.

Dos cuadras adelante, Silvia Leyva, empleada bancaria, mira el inmueble de la sucursal y se resiste a pensar que lo más probable es que ya no volverá a trabajar en el mismo sitio, que ha sido precintado debido a que tiene riesgo de derrumbe.

"No sabemos qué va a pasar, tenemos que esperar, no queda otra más. Yo vivo aquí, he caminado sobre las avenidas y es triste todo lo que ha sucedido. Esto es totalmente fatal", indica.

De acuerdo con el recuento oficial, en este municipio de poco más de 57 mil habitantes y que resultó ser el más afectado del estado por el sismo, se colapsaron 356 viviendas y 145 comercios, además de que hay otras 53 casas y 45 comercios con daños graves.

La mayoría de los inmuebles dañados se concentran en la zona centro, incluido el Palacio Municipal y la iglesia, así como en la colonia Emiliano Zapata.

En la calle 10 de abril, casas de ambos lados de la acera se vinieron abajo y sus habitantes apenas lograron salir, dejando todas sus pertenencias adentro.

Con la ayuda de decenas de voluntarios, propietarios de las casas donde las condiciones de seguridad lo permitían sacaron muebles, enseres domésticos, documentos, colchones y televisores, los cuales fueron amontonando sobre la calle, a un costado de donde pernoctaron.

"Rescatamos lo que pudimos. La mayoría de las cosas las perdimos, y la casa seguramente va a ser demolida. La construimos con muchos sacrificios y ahora ya no tenemos dónde vivir", dice Teodora Martínez.

Se desborda ayuda

Cientos de personas, la mayoría de ellas jóvenes, procedentes...

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