Pásale a mi cocina / Que prevalezca el buen ánimo

AutorPaty Bichara

¡Hola! ¿Cómo les va? Espero que muy bien y que aprovechen todo este mes de febrero en el que hay variedad de eventos y efemérides, lo que se presta para que los mexicanos tengamos motivos de sobra para celebrar y armar fiesta, lo cual nunca se nos ha dificultado.

Comenzamos con el festivo de ley para recordar la Promulgación de la Constitución de 1917, que ahora es flotante y se celebró el pasado lunes; luego seguimos con el Día de la Candelaria, evento de origen religioso que, desde el siglo antepasado, se celebra 40 días después de Navidad, precisamente el 2 de febrero, día que muchos consideran el final del periodo navideño, en el que de acuerdo con la costumbre se hicieron presentes en muchos hogares los tradicionales tamalitos.

Y ya vienen el Super Bowl -máximo evento para los fanáticos del futbol americano, a realizarse este domingo-, el súper comercializado Día de San Valentín y el Día de la Bandera. Tenemos excusas -y si no, las inventamos- para organizar reuniones, carnes asadas y botanas futboleras, de esas que se preparan con anticipación para no perder ni un segundo del juego.

La alegría es una característica nuestra y, por ello, a pesar de crisis y desencantos de la vida, los mexicanos nos seguimos reuniendo para festejar y convivir, lo cual tiene mucho sentido, pues de esa forma se refrendan amistades y se mantiene la unión de la familia.

Las "juntaditas" pronto se convierten en tradiciones que perduran a través de los años, y si nos ponemos a pensar, el cariño que damos y que recibimos se convierte en ramilletes de buenos recuerdos, de esos que podemos ir atesorando hasta el final de nuestras vidas.

Así que vale la pena meterse a la cocina para promover la convivencia. Yo entiendo que a mucha gente no le gusta preparar la comida o ensuciar la cocina, pero si te pones práctica y le pides a cada invitado un platillo, entonces no se te hará tan pesado y de cualquier manera lograrás tu propósito.

Muchas veces no nos animamos a invitar gente porque somos muy complicados, queremos que todo sea y se vea perfecto: la casa, la vajilla, los adornos y, por supuesto, la comida. La verdad es que cuando nosotros somos invitados a alguna reunión casera, lo más probable es que pasado algún tiempo ni nos acordemos de lo que hubo de comer, pero seguramente sí vamos a recordar cuánto disfrutamos la compañía, la convivencia y el ambiente de la reunión.

Que no nos detenga el miedo para nada; no somos perfectos, pero sí podemos lograr que el...

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