Participación política de las mujeres: violencia y derechos

(Embargada para sitios en internet hasta las 24:00 horas locales)Magdy Martínez-Solimán(Coordinador residente del Sistema de Naciones Unidas en México)EL UNIVERSAL)Hace 12 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 50/134, acordó conmemorar anualmente, cada 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El hecho que marcó este evento fue el lamentable asesinato de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas dominicanas, el 25 de noviembre de 1960, por agentes del dictador Rafael Leónidas Trujillo.En todo el mundo las mujeres siguen siendo agredidas con muchos tipos y niveles de violencia en diferentes ámbitos de su vida, incluyendo el ejercicio de sus derechos políticos. Numerosas mujeres candidatas relatan cómo se desataron incidentes de violencia verbal, incluso física, al interior de sus propios partidos, y contra ellas; pasando por la discriminación económica de no tener acceso a los mismos recursos que candidatos varones, el mal uso que se les ha dado a aquellos destinados al empoderamiento de las mujeres, hasta el hostigamiento y el acoso sexual o la violencia comunitaria. Todo para desanimarlas, perjudicarlas y hacer que su camino al éxito político sea más difícil o se frustre.Erradicar esta violencia es una urgencia en materia de derechos humanos. La mexicana Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia representa un importante avance, una bandera. Hoy tendríamos que pedir que se ampliase al acoso y a la violencia que sufren las mujeres que participan en la esfera política. Proviene de hombres y mujeres que pertenecen a los mismos partidos que ellas, de hombres y mujeres de otros partidos, de medios de comunicación, de la propia sociedad. Podríamos decir que se ejerce violencia social contra las mujeres que participan en política.Paradójicamente, los avances en la legislación electoral en materia de cuotas de género, que en nueve estados del país ya señalan la paridad de género en las listas de candidaturas, han tenido como efecto un aumento en la incidencia de violencia contra mujeres que son aspirantes, candidatas o autoridades en funciones.Una serie de comportamientos habituales en política merecen ser desterrados: utilizar el trabajo y el poder de convocatoria de muchas líderes sociales para ponerlo invariablemente al servicio de candidatos varones, regateándoles a ellas la posibilidad de llegar al poder. O enviar sistemáticamente a...

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