ENTRE PARÉNTESIS / Caronte del Tepalcatepec

AutorDavid Martín del Campo

Hablar de "puentes" en tiempos de Pascua. Hasta parece un despropósito, pero todo sea por vigorizar la comunicación nacional. "Ah, tan bien que estábamos en tiempos del aislamiento", es lo que piensa don José Santos Melchor. Ahora que ha perdido el timón de su vida -y el remo y la barca- empezará a odiar, un poco, el progreso del hormigón y el acero.

El jueves pasado éste que fue el Caronte de Parácuaro quedó arrojado sin más al desempleo, una vez que fue inaugurado el puente que comunica ese poblado con Apatzingán, al otro lado del Tepalcatepec. José Santos se desempeñaba como barquero para cruzar a los lugareños de ambas riberas, unas dos mil personas a la semana que ahora transitarán a pie, tan campantes, sobre el caudal. Y ahorrándose los dos pesos que cobraba este batelero venido a menos.

De tez morena y sombrero calentano, el barquero se quejó ante el presidente Calderón al inaugurar la obra. "Sí, con este puente se beneficiarán muchísimas personas... menos el lanchero, que soy yo". Ni modo, quién le manda practicar en franca situación monopólica. Y como contra el progreso no hay argumento que valga, mejor que de una vez investigue la posición de su Afore. ¿O qué, derruiremos el puente para salvar su condición bucólica?

El oficio de caronte cae cada vez más en desuso. Los tiempos de nuestra incipiente Revolución Industrial fue el apogeo de los bateleros. Para atravesar los ríos del sur, por ejemplo, había que esperar por la panga. Era una experiencia soberbia, eso de bajar del camión y pasear por cubierta mirando los cardúmenes de mojarras bajo el casco del decrépito transbordador. Ocurría en el Papaloapan, el Coatzacoalcos y el Usumacinta, y era una experiencia de camaradería eso de compartir la tarde con monjitas en paseo y traileros socarrones.

Lo mismo ocurría para llegar a Isla del Carmen, territorio legendario de piratas y camaroneros, porque luego fueron construidos los puentes "Zacatal" e "Isla Aguada", que le arrebataron su condición insular. En el río Tuxpan lo mismo, a los bateles les llamaban "esquiferas" y...

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