ENTRE PARÉNTESIS / Adelantar vísperas

AutorDavid Martín del Campo

Los aguafiestas nunca se hacen esperar. Esconden la última botella de ron, a media película develan que al final Mel Gibson muere y a las tres de la madrugada preguntan si traes condón. Su misión es echarnos a perder el regocijo. Son profesionales; disfrutan del sinsabor ajeno como un niño el caramelo robado.

Desde hace un año se anuncia, por todos los medios, la llegada del Bicentenario. Se insiste a bombo y platillo que cumpliremos cien años de Revolución y otros cien de Independencia, como si en este 2010 -coincidiendo con la fatalidad cíclica- estuviera por repetirse otra sublevación de gran calibre. ¿Les gusta el 20 de noviembre?

Se ha divulgado que habrá nuevas telenovelas sobre esos grandes episodios (alguna vez Enrique Rambal la hizo del cura Hidalgo y Jacqueline Andere de Carmelita Romero Rubio), y hasta un caprichoso monumento será construido en el Paseo de la Reforma, contendiendo con la columna erigida un siglo atrás por el arquitecto Antonio Rivas Mercado.

Para colmo se repiten mensajes radiofónicos recordándonos la efeméride y la obligación de sentirnos orgullosos por el hecho (nada menos que fortuito) "de ser mexicanos". Bendita la ocasión: ha llegado la hora de celebrar a nuestros héroes, maquillados e impolutos, como de estampa escolar.

El Centenario para allá y el Bicentenario para acá. Los tendremos hasta en la sopa y todos muy alborozados. Viva la cultura "cool" que hermana a Hidalgo con Iturbide, a Obregón con Pancho Villa, a Porfirio Díaz con Francisco Madero. Todos cogidos de la mano y cumpliendo la ronda infantil: "Amo a to..."

Nos comen las ansias de celebración, tanto que se ha impuesto el adelantar vísperas. Todo con tal de salir cumplidamente del aprieto y no errar el desafío. Es la oportunidad de los aguafiestas, que nos hacen recordar que -estrictamente hablando- aún no es posible hablar de "doscientos años de años de Independencia", cuando que los Tratados de Córdoba, con los que se pactó nuestra vida independiente, se firmaron hasta el 24 de agosto de 1821. Es decir, que hace 200 años éramos todavía parte del imperio español, a pesar del heroico ejército insurgente desintegrándose en esos diez años de resistencia y reducción.

Que no nos coman las ansias. No confundamos inicio con consumación. ¿Cuál es la prisa por celebrar una fecha que no...

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