Parei y Klaushofer: Llegan nuevas letras germánicas

AutorHéctor Orestes Aguilar

La narradora alemana Inka Parei y la poeta austriaca Roswitha Klaushofer, dos escritoras germanohablantes que ocupan lugares muy distintos en sus respectivas sociedades literarias, vienen por primera vez a México para participar en el Festival de la Literatura Europea, que comienza mañana en el Palacio de Bellas Artes.

Inka Parei (Frankfurt, 1967), como muchos de los escritores de generaciones recientes en su país, estudió materias tan diversas como sociología y sinología, pasó por la ciencia política y fue a radicar a Berlín, donde escribió una primera novela que ya ha sido traducida al francés y al español con un título que hace previsible la tensión y la oscuridad de sus páginas: La luchadora de sombras (El Acantilado, 2002). Si bien su argumento puede cifrarse de manera sencilla, la habilidad narrativa de Parei convierte a esta novela, aparentemente naturalista y de educación sentimental, en una obra con matices simbolistas y en un thriller con pasajes de inquietante sordidez.

El relato tiene lugar en el Berlín de principios de los 90; más concretamente, en Berlin Mitte, un distrito que fue consagrado literaria y cinematográficamente infinidad de veces a lo largo del siglo 20, desde las crónicas de Joseph Roth en Judíos errantes hasta novelas como El saltador del Muro, de Peter Schneider, y películas como El cielo sobre Berlín, de Wim Wenders. Berlin Mitte es un eje histórico, cultural y social de la ciudad, pero también es una cisura sentimental y emotiva para todos quienes han vivido en la otrora capital prusiana. Para no ir más lejos, en algún café de esa zona se reunían a conversar, en los años de la Guerra Fría, dos eruditos mexicanos de apellidos Semo y Pérez Gay.

La luchadora de sombras parte, por tanto, de un contexto muy identificable, de alto valor emotivo y con una carga emblemática universal. El edificio en ruinas en el que vive la protagonista podría ser cualquiera de esos grisáceos bloques de departamentos "ornamentados" con las huellas de la metralla de la Segunda Guerra, esos inmuebles fantasmales de tres, cuatro, cinco traspatios en los que la historia embiste en un tempo desconocido. Su calle es la prototípica de los barrios que fueron víctimas de la piqueta y la especulación tan sólo caer el Muro y donde los así llamados Okupas, grupos de jóvenes anarquistas, bohemios y desempleados, se refugiaron y resistieron hasta donde les fue posible antes que la "yupificación" de la ciudad terminara con la leyenda de Berlín como...

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