Un paraíso sustentable

AutorFernando Toledo

Cuando uno oye el nombre de Salvatore Ferragamo, uno piensa inmediatamente en el famoso "zapatero de las estrellas", sí, ese emigrante italiano que calzó a celebridades como Marilyn Monroe y Audrey Hepburn en la era dorada de Hollywood.

Sin embargo, su nieto, con el cual comparte el nombre, es famoso no por dedicarse a la moda ni al mundo del lujo como tradicionalmente lo conocíamos, sino a vivir y administrar un resort en la región de Valdarno, mismo que es un ejemplo de la nueva manera de hacer turismo: siendo amable con el medio ambiente, procurando la sostenibilidad y mejorando el entorno.

A una hora de Florencia se encuentra esta hermosa finca medieval convertida en un oasis rural, situada entre las famosas colinas, campos vinícolas y hermosas montañas de la Toscana. Esto es una nueva manera de vivir el lujo, combinando el agroturismo en una villa restaurada en medio de esta bella campiña que ha sido plasmada en tantas novelas y películas, con las comodidades de la vida moderna.

"Siempre estuve en contacto con la naturaleza, y aunque estudié negocios y trabajé en unas áreas de la empresa familiar, la verdad es que siempre me atrajo la vida del campo, la belleza de las aldeas rurales y la sencillez de su gente por lo que creo que el nuevo lujo se da en este tipo de lugares", comenta en exclusiva Salvatore, durante su reciente participación en el Luxury Lab Global, una plataforma de lujo dirigida por Abelardo Marcondes.

Esta propiedad que había pertenecido a príncipes y potentados fue adquirida por la familia en el año de 1993, y desde entonces se han comprometido en mejorar no sólo la villa, sino la aldea medieval donde se asienta en todos los sentidos.

"Nos importa mucho la sustentabilidad, el uso de las energías renovables, el respeto por el medio ambiente y la calidad orgánica de los productos que producimos en nuestras granjas...todo esto uniéndolo con la hospitalidad, los restaurantes, la producción del vino propio y la salud", afirma el heredero de la firma, quien pasa varios meses al año en este idílico lugar pensando en cómo mejorarlo día a día.

Se trata de encontrar relajación lejos de la frenética rutina que enajena al viajero de hoy, un valor que se ha hecho más tangible durante la pandemia, y qué mejor si se hace en un entorno lleno de cipreses, olivos y viñedos que son ideales para realizar caminatas durante el atardecer.

Lo más importante es que esas mil cien hectáreas son perfectamente sustentables, hablando en un sentido...

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