Paraíso Perdido / Último día de Pedro Infante

AutorRafael Aviña

A mediados de los años 50, una de las mejores etapas creativas de un fotógrafo como Gabriel Figueroa, la industria fílmica mexicana empezaba a perder a varias de sus grandes figuras, como Jorge Negrete, Miroslava y Joaquín Pardavé, entre otros. Pero nada tan impactante como la muerte del Ídolo de Guamúchil, Pedro Infante, en 1957, un actor y cantante que se trastocaría en mito, gracias a realizadores como Ismael Rodríguez y Rogelio A. González, aprovechando su imagen de mujeriego, parrandero y jugador, pero, sobre todo, del macho capaz de abofetear a su hija (postiza), de disputarse la vida en los patios o en las celdas de castigo de Lecumberri, o de quebrarse en llanto ante la tumba de la abuela, de la esposa, o del cadáver de su primogénito muerto por enfermedad o carbonizado en una explosión.

De hecho, no sólo el pueblo y la cinematografía nacional se sacudían con la noticia, sino las entrañas mismas de la tierra. En julio de ese año de 1957, tres meses después de la muerte de Pedro, el Ángel de la Independencia de Avenida Reforma caía al pavimento como alegoría del gran ídolo perdido...

El 15 de abril de 1957, el avión con matrícula XA-KUN marca Consolidated Vultee B24J, despegaba del aeropuerto de Mérida, llevando como tripulación además del actor en calidad de copiloto, al piloto Víctor Manuel Vidal Lorca y al mecánico Marciano Bautista. Todo sucedió muy rápido. Los tres perecieron al desplomarse la aeronave mientras efectuaban un vuelo rutinario y cuando apenas habían salido de la pista y sobrevolaban el patio de una casa, en donde una mujer lavaba ropa junto a su hijo -ambos murieron.

Tras el impacto, la gasolina ardió, carbonizando de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR