Pantalla Grande / Ver, Oír y Callar: Desaprovecha una buena idea

AutorJusto Elorduy

Al conocer de qué trata Ver, Oír y Callar, lo primero que se viene a la mente es la versión mexicana del género del gran golpe mezclado con el de parejas disparejas, recetas de cocina casi infalibles que bien llevadas dan buenos resultados.

Danilo (Mauricio Ochmann) es un ladrón de bóvedas que es traicionado en su último trabajo por sus socios alemanes y es capturado por el comandante Montero de la policía capitalina (Luis Felipe Tovar) y este último lo usa para su provecho, para liberarse de las garras de un diputado corrupto.

Alberto Bravo en plan de autor total de este filme (él es director, guionista, compositor, productor, etc.) tiene en sus manos una historia que no ha sido contada por Hollywood desde la época del cine negro de la década de los 30 y 40, sobre el ladrón que ve una segunda oportunidad en puerta y el policía en busca de su redención.

La mayor muestra de ingenio del cine mexicano fue haber encontrado en el humor negro la mejor manera de desahogar los temas modernos de nuestra sociedad en la pantalla grande como fue el caso de Todo el Poder, La Ley de Herodes y Matando Cabos.

Aquí no sucede esto ya que las narraciones, los personajes, las situaciones, todo es digno del género de individuos torturados por fantasmas del pasado y cuyos actos pueden costar caro a propios y ajenos.

Lástima, y de verdad quiero enfatizar la palabra, pero Bravo dio en el blanco con la idea, pero se la pasa más montando su filme, haciendo un sobreejercicio de su lenguaje cinematográfico, que buscando concretar una película coherente y relacionar sus personajes uno con el otro por encima de colocarlos a...

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