Pánico Escénico / Thomas Pynchon en Lepanto

AutorJosé Ramón Enríquez

Cervantes ha sido un guía en el sentido más profundo de los grandes maestros: utilizamos una lengua que lleva su apellido. Pero también lo es en el más simple y sencillo sentido del viajero: una especie de gran guía que muestra los muros de piedra, te narra sus realidades y ficciones, y te deja en las entrañas de lo entrevisto.

Sin embargo, nunca me lo había imaginado como guía del Nueva York contemporáneo. Y no como simple guía de turistas de la Gran Manzana, sino como conocedor del magma que regurgita por debajo del metro de la capital del mundo, sus cuevas pretéritas y todas las cloacas. ¿Cervantes como viajero de lo infraneoyorkino que muestra manantiales por donde las aguas del río Hudson desembocan en el mar de Mármara o las aguas del Sena transitan bajo el Puente de Brooklyn?

Veo a Cervantes y a Thomas Pynchon juntos y pienso que hablamos de posmodernidad porque hemos extraviado la modernidad (lo cual es obvio) y por ello, aunque vivimos en un barroco hípertecnologizado, continuamos en la batalla de Lepanto (esto ya no es obvio) con todo y San Pío V, mientras el Bósforo llega a Nueva York, la península de Crimea hace esquina con la Quinta Avenida y los yihadistas atentan a un tiempo en Nueva Jersey, San Bernardino y el Bataclán.

Me refiero a la última novela de Pynchon, Al límite, cuyo título en inglés no pudo transmitir el traductor porque Bleeding Edge rompe las convenciones entre lenguas y penetra ese mundo que Cervantes conociera tan bien, el de la "lingua franca. La novela nos sumerge en la deep web y a veces nos permite sacar la cabeza para intentar respirar en la surface web antes de hundirnos de nuevo.

Es asfixiante e inagotable. Nos sumerge en una guerra que viene de mucho antes de Lepanto, quizás desde la primera cruzada de Pedro el...

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