Pánico Escénico / Atlántida pornográfica

AutorJosé Ramón Enríquez

Julián Vigó es un hombre de teatro que, con Atlántida pornográfica, entra de lleno en la narrativa. Nació, lo cito textualmente, "en un minúsculo pueblo de La Mancha... el mismo año que en España dieron un golpe de Estado... va tomando conciencia del mundo entre el olor de los fogones... que se desprende del negocio familiar. Es decir: en 1981 nació en Torre de Juan Abad.

No conozco su teatro pero me interesé inmediatamente por su novela porque en ese minúsculo pueblo nació mi padre, hace más de cien años. También porque se han cumplido, exactamente en estos días, 80 años de otro golpe de Estado, ése sí triunfante, la traición a la República el 18 de julio de 1936, que ensangrentó España con una Guerra Civil que aún no ha terminado de estudiarse, la sumió en una dictadura de tres décadas y, en lo personal, lanzó a mi padre al exilio, a México, donde nací 36 años antes que Julián Vigó. Si creyera en la alquimia y en la magia de los números algo buscaría en ese 3 y ese 6 que suman 9.

La Atlántida pornográfica, de Julián Vigó, es un viaje futurista hacia la utopía durante el cual su personaje carga las cenizas de su padre. Para mí, "el olor de los fogones en el pueblo original, es un viaje hacia un pasado utópico que se basa en las cenizas de la memoria que mi padre me iba transmitiendo. En ambos casos, no hay tal lugar. Ni existen, ni existieron, ni podrán existir la Atlántida pornográfica de Julián Vigó, ni mi Torre de Juan Abad.

Desde otra perspectiva, mi interés se acrecienta porque soy parte de aquella generación del peace & love que hizo el amor como liturgia diaria, sin ningún miedo porque ya existía la penicilina y no había surgido el sida. Como dijo Octavio Paz, "En lo alto de la pirámide los muchachos fuman marihuana. Y nos fue arrancado el corazón...

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