Pancracio, su salvación

MÉXICO, DF.- ARRIBA DEL cuadrilátero se puede ver a El Gruñón emocionado, ayudando a los rudos, pero atrás de su felicidad existe un pasado que revela con la intención de ayudar a los demás.

El réferi no se oculta nada, con su voz rasposa y tal vez deteriorada por los vicios, va detallando su verdad. Consumió, inhaló y se inyectó las drogas que pasaban por sus ojos.

En sus propias palabras, vivió un infierno, si es que a esa etapa se le puede llamar vida, pero tuvo el valor suficiente para salir de ese agujero tan profundo y negro, y todo por la lucha libre.

"Desafortunadamente no tienes el valor de rechazar lo malo, de alejarte de las amistades, que no se les puede llamar así, te hunden en el vicio, de esos que dicen ser tus amigos pero no te ayudan y al contrario, destruyen tu vida.

"Yo fui presa fácil de las drogas, las consumí y perdí la dignidad, ya no era un ser humano, así que de tener una vida bonita, rodeado de este mundo de la lucha libre la dejé pasar", expresó con la mirada fija en el cuadrilátero de la Arena San Juan Pantitlán.

Sólo algo lo podía sacar de ese mundo, y se refiere al llamado deporte del pancracio como su salvavidas, su pasión que a pesar de todo, de que no estaba en este mundo la tenía en algún lugar de su mente para que poco a poco surgiera y le ayudara a reponerse.

Le fue ganando la batalla, los gritos del público, las máscaras, las llaves y contrallaves surtieron efecto y sacaron de su cuerpo las sustancias que tanto daño le hicieron.

"Regresé, volví a entrenar y poco a poco recuperé el tiempo perdido y la salud. Desafortunadamente ya...

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