PAN: miedo a la libertad

AutorGermán Martínez Cázares

Murió a la temprana edad en la que afirman también falleció Jesús de Nazaret: 33 años. A los 24 ya era miembro del Parlamento de Burdeos. A los 18, después de cursar estudios de derecho en la Universidad de Orleans, escribió la obra que lo convirtió en una celebridad: Discurso de la servidumbre voluntaria1.

Étienne de la Boétie (1530-1563) vivió en los albores de la Francia confusa y convulsa, en la que se respiraban aires de intolerancia y empezaba a reinar el despotismo del monarca absoluto.

Todavía vivía Hernán Cortés y Étienne de la Boétie ya argumentaba a favor de la libertad. Antes de John Locke, Denis Diderot o Juan Jacobo Rousseau, La Boétie puso en juego los valores de la sociedad civil y el respeto al individuo contra el poder arbitrario e injusto y el contrato social que debe existir entre gobernante y gobernado.

La Boétie, en palabras de su amigo y heredero de su biblioteca, Michel de Montaigne, redactó su "discurso" en honor a la libertad, contra los tiranos.

El pensador francés fue un profeta de la libertad civil. Un modernizador del discurso político, y un adelantado de la Ilustración. Sin duda, La Boétie tiene un lugar de honor en la primicia francesa de defensa de la libertad como derecho fundamental de todos los seres humanos.

La Boétie averiguaba en su "discurso" el origen del poder absoluto de un rey o de un amo frente a su pueblo. ¿Por qué consienten los súbditos su propia esclavitud?, se preguntaba.

El sometimiento consentido es la negación de la libertad, se respondía. Y la libertad debe desearse, anhelarse. El hombre para ser libre debe ambicionar la libertad, "ese bien tan grande y placentero cuya carencia causa todos los males".

En los tiempos dorados de las monarquías absolutistas (gobernaba Francisco I en Francia y Carlos V en España), La Boétie no dudó en afirmar a la libertad como parte de la naturaleza humana. "La libertad es natural", sentenciaba. "No solamente hemos nacido en posesión de nuestra libertad, sino también con la pasión de defenderla".

El Partido Acción Nacional está cruzando una crisis de identidad porque, en algunas ocasiones, no ha sabido defender con pasión su discurso libertario, o mejor dicho, liberal. El PAN ha perdido fuerza en su ambición de libertad.

Los panistas hemos consentido -como aquellos súbditos que observaba y criticaba La Boétie- un discurso político y quizá programas de gobierno antiliberales y en no pocos casos liberticidas.

Vive el PAN, en muchos casos, bajo una servidumbre voluntaria; en esquemas de gobierno o de conductas públicas animadas en valores distintos a esa fe liberal.

No es ajeno para nadie que al interior del PAN tenemos un gen conservador y católico producto de nuestra cultura occidental. Esa raíz convive con otra semilla profundamente liberal que empujó con éxito la democratización de México. En el PAN concurren, con mayores o menores sobresaltos, las palabras liberales de Manuel Gómez Morin y las católicas conservadoras de José González Torres, (Enrique Krauze dice que la paternidad y tronco conservador viene de Efraín González Luna). Es un imperativo impostergable resolver ese dilema genealógico a favor de la libertad, para reconstruir esa mirada clara en el futuro.

Acción Nacional debe abrazar sin miedo, como La Boétie, a la libertad. Reivindicar y modernizar el credo liberal, como alguna vez lo soñó el poeta católico Ramón López...

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