Pan de Dioses, compadres y reyes

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Para dar por concluido el Lupe-Reyes... llega triunfal a las mesas la rosca de reyes, horneado con sabor a mantequilla y perfume de naranja, cuya historia se remonta a las fiestas romanas realizadas tras el solsticio de invierno y dedicadas al dios Saturno.

"Para la celebración se horneaban panes redondos con higos, dátiles y miel que se repartían entre plebeyos y esclavos", detalla el filólogo y académico Aurelio González en el libro "México tradicional".

"En el siglo III, existía la costumbre de poner en el interior del pan un haba seca y al que la encontraba se le nombraba rey de las saturnales".

Hoy muchos le rehúyen al designio de la tamaliza para el Día de La Candelaria, que corresponde a quien encuentre el muñeco escondido dentro del pan. Pero la costumbre no siempre fue así, en tiempos de los romanos hallar el haba era sinónimo de placenteras recompensas.

"Quien la encontraba se convertía en rey y podía hacer lo que quisiera. En estas fiestas de carácter orgiástico tenía un sentido muy amplio disfrutar de esa realeza", afirma Sandalia González-Palacios, historiadora egresada de la Sorbona, en su "Breve historia de los alimentos y la cocina".

SELLO DE COMPADRAZGO

Posteriormente, la Iglesia Católica impuso sus festividades y el significado de la tradición cambió. En Francia, por ejemplo, la comunidad recaudaba una colecta y le regalaba a un niño bien portado -rey del haba- la ilusión de un día de abundancia.

Aquella tradición citadina de los hogares galos se heredó a España, que la adaptó primero en los tortells catalanes y después en grandes roscas, documenta González-Palacios.

El roscón llegó a México gracias a la nostalgia ibérica; sin embargo, su consumo era un privilegio de las clases acomodadas. Las monjas lo enviaban a sus benefactores; los palacios virreinales con salón chocolatero competían por ver quién hacía la mejor rosca, cuenta el investigador Edmundo Escamilla.

"Al cortar el rosquel, quien encontraba la semilla (haba) se convertía en rey de la reunión y compadre de quien ofrecía la merienda", relata la antropóloga Sonia Iglesias en "Las fiestas tradicionales de México".

Aquella tradición comenzó a hacer bullicio entre las clases altas. En el siglo 19 la partida de rosca representaba tanto lujo que Agustín Legarreta, entonces gerente del Banco Nacional de México, ofreció su primer baile formal con motivo del Día de Reyes, según cuenta la historiadora María del Carmen Collado.

"El 6 de enero se llevaba a cabo la rifa de...

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