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Paloma Ramírez / Siempre monumental

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Vincent
AutorPaloma Ramírez

He aquí el gran evento cultural de Guadalajara que no ha tenido mayor trascendencia o eco. En el Hospicio Cabañas se exhibe Orozco y los teules, 1947. Se trata de una exposición, conformada por cuarenta y tres obras, que narra de manera gráfica la conquista de México. A mediados del siglo pasado, José Clemente Orozco, uno de los hijos predilectos de la Metrópoli, concibió estas pinturas como una unidad. Aunque cada una de ellas habla por sí sola, es en conjunto como adquieren cabal significado. Así se exhibieron originalmente.

Transcurridos setenta años, la mayoría de las obras se reencuentran para contar -una vez más- la historia completa. Un gran esfuerzo de diferentes instituciones. Y, sin embargo, al recorrer y maravillarse con la muestra, uno no puede evitar preguntarse por los visitantes. ¿¡Dónde están!? Sobre todo porque, en la Ciudad, la oferta cultural de calidad semejante es limitada.

Ésta es una oportunidad única para conocer otra faceta de uno de los artistas fundamentales en la pintura mural. Aunque Los teules no incluyen obras sobre paredes o bóvedas, no dejan de ser extraordinarios y por momentos monumentales, no sólo por el tamaño de algunas de las piezas sino por su carga emocional.

Quien recorre la exposición pronto reconoce, en las obras de gran formato, al Orozco muralista. Son piezas que, por sus dimensiones, quedan a poco de cubrir las paredes de doble altura de las salas. Por otro lado, algunos de sus personajes casi rozan, con la cabeza o los pies, los bordes del cuadro. Lo que provoca un efecto de provisionalidad. En un descuido, los seres ahí contenidos podrían migrar hacia las paredes. Orozco se vale de brochazos poderosos y, a veces, geométricos, lo que nos remite -de nuevo- a sus murales.

Los teules dan cuenta de un artista afanoso, prolífico y puntual conocedor de la historia primigenia de México. En cada una de las cédulas que los identifican se puede comprobar que fueron terminados en un mismo año, 1947. En tan sólo tres meses, Orozco fue capaz de crear la totalidad de la exhibición sin redundar en conceptos o en resoluciones pictóricas. Como si de un...

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