Paloma Ramírez / Plasticidad congénita

AutorPaloma Ramírez

A bordo del HMS Beagle, un buque de vela cuya misión era explorar las costas de Sudamérica y obtener medidas longitudinales alrededor del mundo, Charles Darwin llegó a las Galápagos. En 1835, el archipiélago estaba conformado en su mayoría por islas vírgenes en las que, el entonces creacionista, encontró multitud de animales, plantas e insectos que nunca antes había imaginado. En tierras extrañas, se maravilló con la mansedumbre de las aves que se dejaban atrapar con la mano. Su diario de viaje da cuenta de cómo, sirviéndose del cañón de su escopeta, bajó de la rama de un árbol a un halcón curioso. A uno que nunca se había topado con un depredador, al menos, no con las características del ser humano. La información que Darwin recopiló durante la travesía le sirvió de base para desarrollar la teoría de la evolución de las especies.

Por su parte, hace unos meses, un equipo de científicos exploró la Isla Henderson. Se trata de un paraje remoto e inhabitado que se localiza en el sur del Océano Pacífico, a medio camino entre Nueva Zelanda y Chile. Al igual que Darwin, este grupo investigador encontró cosas inesperadas. La belleza prístina de los acantilados, la diversidad biológica o el azul turquesa de los mares que rodean la isla no fueron la causa de su asombro cercano al desconcierto. Se quedaron pasmados al ver las playas inundadas por cientos de miles de objetos de plástico. Según sus estimaciones, en este punto se amontonan 17 toneladas de artículos que solemos descartar a diario. La Isla Henderson es uno de los tiraderos más grandes del mundo y que seguirá creciendo a un ritmo de 3,600 piezas de basura diaria, pues algunas de las corrientes marinas que arrastran desechos desde distintas zonas del planeta (la nuestra, incluida) confluyen ahí.

Con esta información, y con otra que han recabado a lo largo de los años, los científicos estimaron que en 2014 había por lo menos 5 billones de piezas de plástico en las capas superiores de los mares. Que para el 2050 habrá más plástico que peces en los océanos. También han concluido que son más de 690 las especies marinas, incluyendo peces, aves...

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