Paloma Ramírez / Común y corriente

AutorPaloma Ramírez

Recuerdo la primera vez que escuché sobre "las muertas de Juárez". (De aquello hace más de 25 años). Parecían historias importadas de alguna película de horror: mujeres jóvenes desaparecían de la faz de la tierra cuando iban camino a su casa o al trabajo. Días después se les encontraba sin vida en un baldío o al lado de una brecha. Habían sido violadas y torturadas con el sadismo de un demente.

Escuchaba sobre aquello, pero no daba crédito de que pudiera ocurrir en la vida real. Entonces, mucho se especuló sobre los responsables. Se hablaba de un asesino serial... Yo misma me lo pregunté muchas veces. En mi imaginario los asesinos adquirieron los rasgos de los monstruos que habitaban bajo la cama de mi niñez. Eran como los morlocks de La máquina del tiempo de H. G. Wells, seres peludos e hipersensibles a la luz por lo que sólo salían al exterior durante la noche. Aprovechaban el anonimato de la obscuridad para cazar algunos eloi, la otra especie en la que había evolucionado la humanidad y el alimento exclusivo de los morlocks.

Mientras yo imaginaba monstruos de novelas, las muertas en Juárez no hacían otra cosa que aumentar a un ritmo escandaloso. Los morlocks eran insaciables. Me tranquilizaba en la idea de que el osario de mujeres estaba a varios cientos de kilómetros de distancia. Además, Ciudad Juárez era una población atípica. Se trataba de una urbe fronteriza que había crecido vertiginosamente a causa de las maquiladoras. Era lógico que atrajera a cualquier tipo de individuos.

Con el paso de los años, el fenómeno se extendió, en mayor o menor medida, por el resto del territorio mexicano. Lo que alguna vez fue insólito dejó de serlo. Casi a diario, a través de los medios y de las redes sociales, nos enteramos de desaparecidas y cuerpos femeninos desperdigados como si fueran basura. El círculo no hace más que cerrarse, achicarse hasta casi rozarnos... La sobrina de mi ayudanta fue encontrada adentro de una bolsa de plástico. Era hija de familia, dedicada a los estudios. Sus padres, gente trabajadora, llegaron del norte de Veracruz en busca de oportunidades. Pero...

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