Palabras eternas

Fotos: Mónica Patiño

¿"En qué rincón del tiempo nos aguarda? ¿Desde qué pliegue de la luz nos mira?". La familia de Joaquina Camino de Rodríguez decidió jugarse el todo por el todo y tomó los primeros versos del conmovedor +9 de Febrero de 1913 de Alfonso Reyes hacia su padre, para expresar su dolor en la lápida de esta mujer que, 60 años atrás, enterró ahí a su hija, a quien le escribió: "Marthita, muñequita linda, nos dejaste con el corazón hecho pedazos. Tus padres y tu tía Monchita".

Panteones sin igual, cada vez más en ruina, El Carmen y Dolores ofrecen una galería de epitafios, desde los más convencionales y religiosos hasta los esotéricos y casi biográficos, ya sea escritos con pintura, cincelados o tallados sobre el cemento. Hay uno, incluso, que parte el corazón: en papel sujeto con una piedra, con letras de niño, dos monitos: "Te extraño Tito".

Cuando se trata de tumbas, afirma el escritor neerlandés Cees Nooteboom, todo es irracional. Llevamos flores a nadie, arrancamos los hierbajos para nadie y aquel por quien vamos no sabe que estamos allí. Sin embargo, lo hacemos.

"En algún rincón secreto de nuestro corazón albergamos la idea de que esa persona nos ve y se da cuenta de que seguimos pensando en ella", explica. "Pues eso es lo que queremos; queremos que los muertos reparen en nosotros, queremos que sepan que seguimos leyéndoles, porque ellos siguen hablándonos. Cuando nos hallamos al lado de las tumbas, sus palabras nos envuelven. La persona ya no existe, pero las palabras y los pensamientos permanecen. Podemos al menos rememorar".

Hay varios epitafios: "Madre: así como tú ves a Dios quisiera verte. Carmen"; "Esta tumba guarda tu cuerpo, Dios tu alma y nosotros tu...

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