PALABRA Y FE / El 'terremoto' Francisco

Monseñor Alfonso G. Miranda Guardiola

"Usted trae fuego, no para destruir sino para purificar; trae un terremoto, no para destruir, sino para despertar".

Con estas palabras el Cardenal Luis Antonio Tagle recibía al Papa Francisco en Filipinas, expresando la renovación que él está significando en el mundo entero.

Al ver las imágenes del Papa, que fuera de protocolo visitaba a los niños sin hogar; al ver las calles abarrotadas de gente, como antes pasaba con el Papa Juan Pablo II, no podemos sino agradecer a Dios.

Con la convocatoria del Sínodo de la Familia, con sus homilías diarias, con sus gestos, está logrando una fantástica revolución de la ternura: una Iglesia más sencilla, más humilde, más sensible, más cercana y rejuvenecida, pues para muchos se veía lenta y cansada, y haciendo regresar a tantos que por nuestros errores y malos tratos se habían retirado.

Quiero, pastores, ha dicho, no funcionarios, con las manos sucias y espinadas por rescatar a tantas ovejas, una Iglesia que sea madre, gestadora de vida, no una que parezca aduana.

Una Iglesia como un hospital después de una batalla, accidentada, no acomodada, y con las puertas abiertas, para recibir y curar, sin distinción, a todos los heridos. Una Iglesia en salida, para ir por los alejados, los inconformes, los perdidos.

Para que el mundo escuche a la Iglesia, el Papa primero lo escucha y está atento a sus heridas, por eso habla con sensibilidad y valentía a la ONU, al Parlamento Europeo, lo mismo sobre el conflicto Israel y Palestina, que...

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