Página Tres / El contribuyente es el único patrón

AutorRicardo Omaña del Castillo

El contribuyente es el único patrón

Votar y elegir son prerrogativas de los ciudadanos, pero hay quienes sustentan la retorcida idea de que el voto es un aval, una patente de corso, una garantía de inmunidad para el desempeño de los servidores públicos. No es así. El voto otorga facultades para gobernar, para hacer respetar la Ley, para administrar a la sociedad prudente y sabiamente. No concede poderes superiores o especiales para someter o condicionar a los ciudadanos. No debemos olvidar que la alta burocracia está formada por un grupo muy reducido de individuos, por una minoría que, además, ni siquiera surgió directamente de una elección. Desde tiempos pasados, el significado del servicio público ha sido deformado, distorsionado de tal manera, que pareciera que el servidor es el servido, y los servidos fueran los servidores. De pronto, la prosperidad y bienestar de la alta burocracia se volvió prioritaria, y el interés común pasó a segundo término. Nos referimos a la alta burocracia porque la sufrida burocracia de base sigue donde mismo, sin saborear las mieles que paladean los funcionarios golondrinos. Las crisis, la estrechez económica que golpea de cuando en cuando al País, jamás hacen mella en la burocracia consentida. Se buscan o se inventan nuevos impuestos, o se hacen modificaciones fiscales, para aumentar los ingresos, y para colmo se recurre a deudas o a demandas de más recursos, sin pensar jamás en el ahorro, en suprimir dependencias que son creadas sin justificación alguna y que incluso duplican funciones de secretarías o instituciones ya existentes. Un tema que se comenta reiteradamente y con sumo desagrado, es el de las remuneraciones extraordinarias que se dan a ciertos servidores públicos. Bonos, compensaciones, partidas para gestoría, aguinaldos, etcétera, con cargo a los impuestos que pagan los contribuyentes, se otorgan indiscriminadamente, y no sabemos bajo cuál criterio. Se supone que en toda relación laboral, se premia de manera extraordinaria a los empleados o trabajadores que tienen un desempeño extraordinario, una productividad extraordinaria. En ninguna parte se otorga una compensación especial a todos, si sólo unos cuantos la merecen. ¿Cuál es el criterio que se sigue para calificar a un servidor que cumple con su obligación y por lo cual recibe una paga, y aquel otro que rebasa su compromiso y su interés en aras de su fuente de trabajo? Lo cierto es que hay un notorio malestar social por el destino a los fondos...

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