Padecen familiares al buscar en fosas

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 2 (EL UNIVERSAL).- En enero de 2012, tres meses después de que Cristian Daniel Mundo Vallejo, de 18 años, desapareció en Piedras Negras ?en el norte de Coahuila?, su mamá, Lorena Vallejo, su esposo y nuera llegaron al servicio forense de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) en Saltillo, a casi 430 kilómetros de donde lo vieron por última vez.

La familia había tocado puertas en edificios de justicia, corporaciones policiacas e institutos de ciencias forenses locales. En todos lados preguntaban por su hijo, un joven que trabajaba en un taller y tenía una hija de un año, pero nadie les hacía caso.

Con foto en mano arribaron a la procuraduría, donde les aseguraron que reconocían al muchacho. Cristian Daniel había muerto a balazos.

"Quédese con el recuerdo, porque con los impactos lo desgarraron", le dijeron a Lorena. Así que su nuera miró fotografías para identificarlo. Minutos después salió llorando. Había confirmado la identificación.

"Tiene 10 días que lo sepultaron en la fosa", informaron los funcionarios. En la dependencia les entregaron documentos en los que confirmaban la identificación y la dirigieron con salubridad del estado para que pudieran exhumar el cuerpo.

Diez días después, Lorena se topó con el argumento de que no podían inhumarlo: "Lo sepultamos con 10 personas más y no es tiempo para sacarlo. Tiene que esperar cinco años", argumentaron los funcionarios de salubridad, como si le hubieran azotado una puerta en la nariz.

Lorena pidió apoyo a la PGR, pero le dijeron que no podían hacer nada, que ellos ya habían dado la orden.

Los funcionarios federales la llevaron al panteón La Paz, en Saltillo, y le señalaron la fosa donde habían enterrado a su hijo. A partir de ese momento, comenzó su calvario.

Cada que podía, Lorena viajaba desde Piedras Negras al panteón de la capital. Tomaba un camión a las 23:00 horas y llegaba a las 6:00 de la mañana del otro día. Después de un rato, se regresaba entre lágrimas de desesperación. Así aguantó casi siete años.

Las autoridades de Coahuila la traían a vuelta y vuelta. Le decían que no podían exhumarlo porque ya había 30 cadáveres. Luego... que ya había 40.

La desesperación de no tener el cuerpo de su hijo le taladraba la cabeza. Hasta que, en agosto del año pasado, hizo un plantón en el panteón.

Fue hasta entonces que las autoridades de Coahuila le informaron que harían la inhumación como parte del Plan Estatal de Exhumaciones que inició en...

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