Un pachuco en Berlín

AutorAndrés Tapia

Rafael Corona, un personaje raro del Siglo 21

¿Se nota tanto? La cosa es que aquí nadie se fija en uno, te vistas como te vistas y hagas lo que hagas. Así es Berlín. Yo me visto así por el negro aquél, Lou Bega, alemán, qué cabronada, pero también un poco por mi padre, que sí fue pachuco allá en Riverside, California. Este sombrero era de él, mi madre lo guardaba por ahí; es auténtico, tiene como 50 años y es lo único que tengo de él.

Mis padres vivieron un tiempo en Riverside, pero yo nací en Tijuana. Lo que son las cosas, papá consiguió un trabajo mejor en México, le pagaban más, y por eso dejaron Estados Unidos. Además, tenían problemas: eran ilegales, y mucha gente les hacía la vida imposible. Fue por eso que a papá le entró lo de ser pachuco cuando era joven. Y te podría adornar la historia mucho, pero no sé más. Lo que sí es que mi mamá guardó muchas fotos de aquella época, y cada vez que podía nos las enseñaba a mí y a mis hermanos. Caray, me gustaba esa ropa, me parecía muy elegante, romántica, pero hasta que llegué a Berlín no fui capaz de vestirme así.

Yo estudié ingeniería en electrónica, pero eso en Tijuana no da para gran cosa. Así que me fui a Long Beach a buscar algo. No hubo nada y seguí a Sacramento; ahí sí tuve suerte, buena y mala, pues trabajé seis meses hasta que me deportaron. Me dio tanta rabia que volví a intentarlo, esta vez en San Francisco, pero cuando te fichan allá date por muerto: te van a buscar hasta por debajo de las piedras. Además hay mucho gringo "malamadre": te dan trabajo por un tiempo y luego, cuando ya no les sirves, avisan a migración y se acabó. La verdad es que yo no tenía tanta necesidad de irme para allá, pero no me gustaba vivir en Tijuana y tenía ganas de salirme de ahí. Lo más fácil era, como piensan todos los mexicanos, pasar la frontera y vivir el american dream. ¡Pero si hay tanto mundo y ellos con la mirada puesta ahí!

Por un amigo supe que en el DF buscaban a alguien de mis características en una empresa que fabrica elevadores y les da mantenimiento; así que me fui al DF. Como hablo inglés me aceptaron de inmediato; ésa fue una de las pocas cosas útiles que me dio Tijuana. Trabajé cinco años y luego renuncié. Había ahorrado bastante y quería darme la gran vida. Me vine a Europa: España, Portugal, Francia, Holanda, Italia... hasta que llegué a Berlín y me enamoré de una alemana. Duró lo que duró, tres años, y tenemos una hija, Heike, a la que adoro y puedo ver siempre que quiero. Y también...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR