Pablo Lemus / Respeto al espacio público

AutorPablo Lemus

Es muy fácil hacer promesas políticas, las vivimos en cada campaña e incluso en casi cualquier administración pública, lo complicado es cumplirlas. Al calor de los discursos fluyen las buenas intenciones, muchas de ellas con poca posibilidad de cumplirse, pero muchas otras con simple voluntad política y pocos recursos pueden rápidamente llegar a buen puerto.

Pero no sólo los gobiernos incumplen sus buenos deseos, también la ciudadanía descuida el espacio que por su naturaleza es propiedad de toda la comunidad; no se aprecia un compromiso colectivo en beneficio de la ciudad. Los hechos saltan a la vista a diario; personas tirando basura en la calle, los grafiteros haciendo de las suyas, parques donde no se respetan orden, limpieza o mantenimiento, autos estacionados en lugares prohibidos y hasta aquéllos que obstruyen rampas para personas con capacidades diferentes o que incluso utilizan los lugares reservados para éstas.

En junio de 1852 Napoleón III encomendó al barón Georges-Eugène Haussmann el cambio urbanístico de París; confiaba en renovar la capital francesa con calles más amplias y seguras, un alineamiento de su arquitectura, y sobre todo mejores y amplios espacios públicos que permitieran tener una urbe hospitalaria que facilitara el comercio y la convivencia social, además dotar de mayor fluidez al tránsito de las personas.

La transformación fue posible gracias a cambios en las leyes que permitieron la expropiación forzosa, pero sobre todo a una aplicación estricta de la norma aprobada. Haussmann eliminó muchas calles antiguas, derribó casas y edificios en mal estado o que no estaban alineados al nuevo modelo arquitectónico. Construyó avenidas con anchas banquetas, repletas de grandes árboles; creó extensos jardines y parques por los que hoy París es famoso. Su plan incluyó también una altura uniforme de los edificios y puntos de referencia como el Arco del Triunfo y el Gran Palacio de la Ópera. Estas acciones lograron su objetivo, una ciudad uniforme, bella, pero sobre todo un lugar donde se fomentó la convivencia social entre todas las clases sociales, desde las más desfavorecidas hasta la aristocracia, en un espacio común, estableciendo un compromiso entre sus habitantes de cuidar lo que era de todos, ello contribuyó también a reducir los índices de inseguridad, consagrando así a Haussmann en la historia.

Debemos creer y hacer que un modelo similar se aplique en la zona metropolitana de Guadalajara donde, con un...

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