Pablo Arredondo Ramírez / Opaco

AutorPablo Arredondo Ramírez

Con la candidez que lo caracteriza, el Gobernador Francisco Ramírez Acuña desestimó la semana pasada las observaciones realizadas por el director de Vinculación con Estados y Municipios del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) en relación con la Ley de Acceso a la Información de Jalisco.

Claro, entre tanto festejo e invitado especial, lo último que podría importarle al Mandatario estatal es abonar a una visión critica de las leyes que operan (¿será?) en esta entidad, mucho menos a un marco jurídico que tiene que ver con la transparencia de los asuntos del Gobierno.

"Que no se preocupen por nosotros y que no se metan en nuestro territorio", palabras más palabras menos utilizó Ramírez Acuña para referirse al funcionario del IFAI que apuntó algunas de las serias deficiencias de nuestra Ley de Acceso a la Información. Entre otras, la carencia de una autoridad competente para procesar las inconformidades de los ciudadanos cuyas peticiones de información no sean atendidas adecuadamente por las dependencias de gobierno. "Manténganse al margen de nuestro rancho", afirmó el Gobernador al entrometido funcionario centralista. Puro orgullo federalista. Aquí se trabaja como en caja de cristal. Todos los asuntos que conciernen al ejercicio de la Administración pública están a la vista, faltaba más.

Bien se ve que el Mandatario de nuestro Estado, abrumado por las responsabilidades, no ha tenido el tiempo necesario para "jugar" al ciudadano de banqueta. Y por lo que se aprecia, tampoco le ha solicitado a alguno de sus colaboradores de confianza que emprenda tan divertida y exótica actividad; ser un simple "fulano de tal" ávido por esculcar en las entrañas de la burocracia al servicio del pueblo. Lo cierto es que la Ley de Transparencia y Acceso a la Información de Jalisco no resiste una prueba seria. Una prueba que rebase el nivel del oropel con que aquí se disfrazan los asuntos oficiales.

Si usted es un "cualquiera" que desea saber, por ejemplo, cómo se encausan los dineros públicos a las obras de igual naturaleza, o el resultado de los procesos de licitación y concurso, o el padrón de licencias dentro de un ayuntamiento, o los resultados de las auditorías practicadas a las instancias de gobierno, se dará un buen golpe contra la transparencia imperante. El ejercicio no requiere más que paciencia, mucha paciencia. Si acaso tiene acceso a Internet, simplemente abra las páginas de las dependencias, analice la información que contienen y...

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