Plaza Pública / Marín: además de precioso, retobón

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

El 28 de junio pasado el gobernador de Puebla, Mario Marín, festejó su cumpleaños número 53. Tenía un motivo especial de regocijo en su aniversario: dos días antes la Suprema Corte de Justicia de la Nación había aplazado, tal vez para nunca, discutir el informe sobre su conducta en el caso de Lydia Cacho, que debería conducirlo a juicio político. Había surtido efecto su táctica de presionar al máximo tribunal. A su servicio, o al de los abogados de lujo que ha contratado, Fabián Aguinaco y Alonso Aguilar Zinser, alguien robó, compró, obtuvo del tribunal constitucional el informe que el martes 26 leería el ministro Juan Silva Meza, que sirvió para preparar y difundir un glosario de incongruencias ampliamente difundido por la Casa Aguayo, como se llama la de gobierno en Puebla, en muchos casos con cargo al voluminoso presupuesto de publicidad que el mandatario poblano necesita ejercer.

Pero poco el duró el júbilo al góber precioso. El miércoles siguiente, 4 de julio, una tragedia ensombreció de nuevo su panorama. No es que le hayan importado las 32 o más personas que murieron ese día en la Sierra Negra de su entidad, aplastadas por un descomunal deslave que arrojó toneladas de piedra y lodo sobre el autobús en que viajaban. El hecho en sí mismo pareció importarle poco, pues sólo estuvo 45 minutos en el lugar del suceso, los suficientes para exhibirse ante los medios de información, y ni siquiera tuvo una palabra de condolencia para los deudos de quienes yacían sepultados. Su preocupación debe haber surgido en las horas y días posteriores, cuando se puso de manifiesto que, lejos de tratarse de un accidente inevitable, la tragedia de Eloxochitlán se había generado a causa del mal gobierno que encabeza y cuyos procedimientos administrativos en torno de obras públicas fueron dados a conocer. Por eso tuvo que reforzar la campaña de propaganda que lo mantiene expuesto a la curiosidad pública, con altos costos, en los medios electrónicos e impresos no sólo de su entidad sino de la Ciudad de México. Nos enteramos así de sus pasos, cuando se ufana porque Puebla ha obtenido el primer lugar nacional en el Programa de Municipios Saludables, o cuando firma un convenio con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, su alma máter. Y no se diga el bombo que organizó después de intercambiar sonrisas con el presidente Calderón en una reunión en Los Pinos, al recibir premios de un acontecimiento deportivo.

Marín voló en helicóptero al lugar del siniestro, y...

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