Plaza Pública / Ocuilan: ¿hasta cuándo?

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

El municipio de Ocuilan en el estado de México, y particularmente la comunidad de San Juan Atzingo, son zona franca para los delitos: la tala clandestina, denunciada formalmente en diciembre de 2005, continúa su efecto devastador porque nadie ha sido penado por ella; hace ya dos semanas que fue asesinado Aldo Zamora, hijo del principal activista contra los destructores del bosque, y no han sido detenidos los homicidas; y a la medianoche del sábado fue baleado el Palacio Municipal (y dañados dos vehículos oficiales), sin que se haya iniciado la averiguación previa del caso, ni mantenido la vigilancia de la policía estatal que se ofreció y es urgente. No se ha procedido tampoco contra los ladrones de los vehículos en que se traslada la madera talada sin autorización.

Nada de eso es casual, ninguna de esas demoras parece fruto sólo de la inercia y el desdén a la zona y las personas. Se las desdeña sí, y esa actitud agrega ofensa a la injuria. Pero se trata de algo peor, de una estructura de solapamiento y complicidades que garantiza la impunidad y el éxito de operaciones delictuosas que dañan el patrimonio de particulares y, al mismo tiempo, generan una enorme e irreversible afectación a una de las zonas forestales más valiosas para la vida en el centro del país.

La producción y comercio clandestino de madera son uno de los negocios más complicados y rentables de la economía subterránea. Practican la tala que le da origen campesinos pobres que no sobrevivirían si no recurrieran a ese medio, a sabiendas de que derribar árboles es, al mismo tiempo, un delito y un acto suicida, pues se agrede al equilibrio ambiental de la zona donde vive el talador. Pero al lado de estas infracciones inducidas por el hambre se alza amenazante, en esta zona donde se hallan las lagunas de Zempoala y en muchas otras en el país, la delincuencia organizada, con pertrechos mecánicos y vehículos que permiten arrasar bosques a gran velocidad. El Instituto de Geografía de la UNAM (citado por Reforma) ha calculado que en el corredor biológico Chichinautzin, del Ajusco a la región de las lagunas se pierden 2 mil 400 hectáreas de bosque al año.

De 38 vehículos retenidos por el gobierno mexiquense en el año y medio reciente en operaciones contra talamontes que quedan libres, 18 habían sido reportados por robo, cometido quizá por los mismos arrasadores en gran escala. Éstos, dueños del ciclo productivo completo, poseen en la zona de Huitzilac, Morelos, aserraderos de donde...

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