Plaza Pública / Congreso: atropellado final

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Mañana sábado 15 llega el límite constitucional a las sesiones ordinarias del Congreso. Sus coordinadores habían imaginado posible concluirlas ayer jueves 13, pero en medio de confusiones se acumularon tareas que quizá obligaron a trabajar hoy, y eventualmente a citar a sesiones extraordinarias en la segunda quincena de diciembre. El orden del día al iniciarse la sesión del jueves no preveía ninguna de esas prórrogas y al contrario estaba programada la clausura y la asunción de funciones de la Comisión Permanente. Pero al mediodía no podía darse por seguro que eso ocurriera. Si se llegara al extremo de ir a extraordinarias, las Cámaras no completarían su agenda, en que dejaron pendientes tareas de gran relevancia.

Ello es así, entre otros factores, por la injerencia de la política de los partidos en la vida parlamentaria. Es inevitable que así sea y es normal que así sea. Pero en el interior de algunas fracciones, o en la relación de los grupos entre sí (dentro de una Cámara, o entre Cámaras) hay demasiado ruido, que no favorece la fluidez del hacer legislativo.

El caso más notorio es el de las bancadas perredistas, especialmente en San Lázaro. La permanente tensión entre las corrientes internas en el partido, que se traduce a la vida parlamentaria, se intensificó en las sesiones finales, al punto de que parecería inminente una ruptura. La opinión de Andrés Manuel López Obrador sobre la reforma electoral condujo a que las enmiendas y adiciones al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales fueran aprobadas sólo por una porción de los diputados perredistas. La virtual escisión se repitió a la hora de votar el miércoles la reforma judicial donde se hizo presente de nuevo el grupo de los legisladores cercanos al ex candidato presidencial. No se trata de una querella activa, como lo mostró el que el coordinador de la fracción, Javier González Garza, pudiera solicitar en nombre de todo su grupo el aplazamiento de la discusión de esa reforma. Frustrada la petición unánime del grupo se abrió de nuevo paso la diversa visión de las dos corrientes que van configurándose, y el voto separado en consecuencia. El receso aliviará un tanto la situación, pero cuando se reinicien las sesiones ordinarias en febrero la inminencia de la elección del Comité Nacional se reflejará en la relación entre los subgrupos, marcada también por el curso que siga el Frente Amplio Progresista, que podría estar en trance de ruptura.

En el PAN se percibió...

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