PLAZA PÚBLICA / Injusticia contra mujeres ñha-ñhu

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Está corriendo el término de 15 días para que la Procuraduría General de la República responda a la Comisión Nacional de Derechos Humanos si acepta su recomendación 47/2009, relativa a la prisión que padecen desde 2006 tres mujeres ñha-ñhu, acusadas de secuestrar a seis agentes federales de investigación. Si la acusación y la primera sentencia en su contra contuvieran elementos de verdad, se comprendería la ineficacia del gobierno federal en su combate a la inseguridad, ya que seis fornidos policías federales habrían sido retenidos por la fuerza de tres frágiles señoras.

El asunto, sin embargo, no es risible. Ha supuesto la pérdida de la libertad desde hace tres años de Jacinta Francisco Marcial, Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio, cuyo derecho "a la legalidad, a la seguridad jurídica y a la procuración de justicia" fue vulnerado "mediante actuaciones irregulares de un agente del Ministerio Público de la Federación y de varios integrantes de lo que fuera" la AFI, según se lee en el comunicado en que el 19 de julio la CNDH participa del envío de su recomendación a la PGR.

El solo transcurso de tres años sin que haya recaído en el caso de las señoras mencionadas una sentencia definitiva sería ya una inadmisible anomalía. Le añade gravedad el hecho de que, si bien no son monolingües, las tres personas afectadas, de habla ñha-ñhu, no contaron con la presencia de un traductor que les permitiera tener cabal conciencia de las acusaciones de que son objeto, que serían fácilmente combatibles si no se estrellaran contra la consigna de hacer valer actos de autoridad sobre los de protesta y resistencia que ejercieron los asistentes al tianguis de Santiago Mexquititlán en el municipio de Amealco de Bonfil, en el estado de Querétaro.

El 26 de marzo de 2006 ocurrieron allí los hechos que dieron origen a la prisión de Jacinta, Alberta y Teresa, las tres comerciantes en el tianguis mencionado. Como probablemente ocurre a menudo en cualquier poblado del país, ese día llegó una partida de miembros de la AFI, dizque en busca de artículos pirata, un modo por completo ineficaz de combatir ese delito contra la propiedad intelectual, pues debe atacarse el primer eslabón de la cadena de producción ilegal, no el último, porque su propia diseminación los hace inabordables. Como quiera que sea, la operación dio lugar a abusos y destrozos que generaron protesta y resistencia de los tianguistas, que enfrentaron a los agentes federales. Fue tan evidente su...

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