PLAZA PÚBLICA / La Corte y la guardería ABC

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Si las cosas en Palacio van despacio, apenas se cruza la calle Corregidora su marcha se hace más lenta aún. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en efecto, se caracteriza por hacer del tiempo su aliado. En más de un espinoso caso ha dejado que los meses y los años transcurran hasta dejar sin materia el asunto peliagudo y estar en condiciones de sobreseerlo. No parece haber, en el enorme edificio de Pino Suárez y Corregidora -en el extremo sudeste de la Plaza de la Constitución- ningún sentido de la urgencia.

Ese tribunal acaba de probarlo una vez más. El viernes pasado decidió, sin decirlo así expresamente, que las peticiones para que en aplicación del artículo 97 realice una averiguación constitucional sobre el incendio de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, en que murieron 48 niños y muchos más quedaron lesionados (condición en que aun permanecen, un mes después del crimen), bien pueden esperar hasta agosto, cuando terminen las vacaciones del Poder Judicial federal. El máximo tribunal no captó la impaciencia con que madres y padres de familia aprecian el paso del tiempo sin conocer avances sustantivos en la indagación ministerial sobre aquella tragedia y encargó al ministro Sergio Valls que, como miembro de la comisión de receso -la que se queda, digamos, de guardia durante las vacaciones-, prepare un proyecto a ser estudiado por los ministros a la vuelta de sus vacaciones, el primer lunes del próximo mes.

El acuerdo de la presidencia de la Corte da por anticipado el receso, que apenas comenzará el 15 de julio, el miércoles de la próxima semana. Durante ese lapso bien podrían los ministros resolver si en los sucesos que produjeron tremendo dolor a las pequeñas víctimas y a sus familias se cometieron violaciones graves a las garantías individuales, la más notoria de las cuales es el derecho a la vida, y decidir en consecuencia si ejercen una vez más su excepcional facultad indagatoria o se abstienen de hacerlo. Claro que es mucho pedir a los parsimoniosos jueces supremos, que parecen estar ya disfrutando de su bien ganado asueto. Parecen regidos por un refrán popular que justifica la pereza cuando, ante un suceso que estorba en lunes o martes la realización del trabajo normal, proclama que "semana mala hay que echarla fuera", lo que autoriza la haraganería hasta el siguiente lunes.

La Corte puede efectuar ese género de averiguación movido por un impulso exterior -cuando lo solicite el Presidente de la República, alguna de las...

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