PLAZA PÚBLICA / Conservadurismo contra la libertad

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Hoy concluye -o mañana a más tardar- el debate en el pleno de la Suprema Corte sobre la reforma al código civil del DF que modificó la definición de matrimonio y, por derivación, permite la unión conyugal de personas del mismo sexo. El máximo tribunal determinó que la reforma está apegada a la Constitución, que tiene validez en toda la República y que aquellas parejas tienen derecho a adoptar. Este último tema está en curso pero los razonamientos esgrimidos o aceptados por la mayoría de ministros permite suponer que la votación será en el mismo sentido que las dos anteriores.

Conviene recordar la génesis de la cuestión, para un más cabal entendimiento de la resolución judicial. Apenas instalada en septiembre pasado la quinta legislatura de la Asamblea Legislativa del DF se perfiló posible la reforma mencionada, al artículo 146 del código civil. Donde decía que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, se lee ahora que es la unión de dos personas. Aunque sus destinatarios fueran las y los homosexuales, no fue preciso incluirlos en la nueva definición.

La bancada del PAN se opuso a la enmienda, como antes diputados de ese partido se enfrentaron sin éxito a la reforma del código penal que dejó sin sanciones a la interrupción del embarazo practicada en las primeras 12 semanas de la gestación. Como en aquella oportunidad, el grupo panista buscó entablar una acción de inconstitucionalidad, pero no alcanzó el número de diputados (un tercio del total, 22 de 66) requerido para ese fin. También como entonces, remedió esa insuficiencia el presidente Calderón, que instruyó al procurador general de la República -Eduardo Medina Mora en el caso del aborto, Arturo Chávez Chávez en el de la enmienda civil- a que iniciara dicha acción. No quedó duda alguna de que no se pretendía ventilar un asunto jurídico, sino político, cuando los gobernadores panistas acudieron a otro medio de control constitucional, la controversia, con el mismo propósito: derogar el artículo recién reformado, volver a la antigua definición de matrimonio.

Sus líneas de argumentación fueron discutidas y derrotadas por casi todos los ministros. Se opusieron sólo dos, el ministro presidente, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, y el archiconservador Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Amén de los argumentos jurídicos, aparecieron en el debate los prejuicios presentes en algunos círculos de la sociedad. Se llegó al extremo de augurar mala educación a los hijos adoptivos de homosexuales...

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