PLAZA PÚBLICA / Cardenal incómodo

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Supongo que Eduardo Sojo, director del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, contestará que es católico cuando le pregunte por su religión el responsable de levantar el censo de población en su barrio. Panista y guanajuatense, lo último que hubiera esperado este fiel hijo de la Iglesia es que un miembro de la alta jerarquía pusiera en cuestión su trabajo como si lo hubiera realizado un masón o un rojo, empeñado en disminuir el peso del catolicismo en nuestro país. Pero eso hizo el cardenal Norberto Rivera Carrera, quizá el miembro del gobierno eclesiástico más presente en la discusión pública en nuestro país, no necesariamente por asuntos propios de su ministerio sacerdotal.

Más que pastor, que acaso lo sea en las parroquias del Distrito Federal, el arzobispo primado de México es una figura política. Subraya ese aspecto de su personalidad de muchas maneras, dos de las cuales le permiten estar en la agenda pública cada semana. Se trata de la conferencia de prensa que ofrece después de la misa dominical en Catedral y del semanario Desde la fe, que se refiere a la realidad mundana, además de contener información sobre la arquidiócesis. En sus encuentros con los periodistas el cardenal Rivera Carrera no tiene tema aborrecido. A toda pregunta contesta, aunque no conciernan ni tangencialmente a su cardenalato y ni siquiera a la porción del pueblo de Dios que le corresponde apacentar. Su periódico es fuente de polémica con más frecuencia de la inusitada. Se diría que un estado de tensión, enteramente opuesto al nirvana y al estado de gracia, es el preferido por el prelado duranguense para la vertiente política de su encargo.

Desde su periódico, Rivera Carrera amenazó el domingo pasado con boicotear el inminente levantamiento del censo de población y vivienda. Su formato le insatisfizo y de allí extrajo una consecuencia belicosa. Estuvo lejos de la actitud de 100 académicos, miembros del CIESAS (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social), una de las más reputadas instituciones académicas de nuestro país, que con toda oportunidad en diciembre pasado formularon un importante reproche al INEGI por deficiencias de su cuestionario. Estaban preocupados por la eliminación de variables necesarias para el análisis sociodemográfico y el diseño y evaluación de políticas públicas.

"La supresión de variables tan importantes como la religión, la lengua indígena hablada, el estado civil, la discapacidad, entre otras...

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