Pátzcuaro, Michoacán: Legado de Don Vasco

AutorErnesto R. Lanz

Pátzcuaro en purépecha significa "lugar de alegría" o "lugar de piedras". Antiguamente fue ciudad vecina del imperio Tzintzuntzan y antes de la llegada de los españoles fue hogar de los purépechas, quienes por órdenes de Curatame la fundaron en 1300 en el extremo sur del lago de Pátzcuaro.

Sus primeros habitantes la edificaron como un centro religioso con la firme creencia de que sería el umbral por el cual ascenderían y descenderían sus dioses.

Actualmente es el centro de la región lacustre michoacana y zona de pueblos principalmente artesanales. Lo anterior se debe en gran medida al legado de Vasco de Quiroga, quien fue nombrado oidor de la Audiencia de México en 1530 y posteriormente primer obispo de Michoacán.

Pátzcuaro es rica en historia y aún conserva su atmósfera antigua. Tiene muchos ejemplos de arquitectura colonial y monumentos religiosos de estilo barroco y neoclásico. Sus casas parecieran estar uniformadas, en su mayoría son de un piso y están construidas de adobe o ladrillo con techos de teja. Las fachadas están pintadas de blanco con una franja color rojo bermellón (como dirían los pintores).

Cuando Don Vasco llegó a Michoacán, enviado para poner fin a los abusos de algunos conquistadores como Nuño Guzmán de Beltrán, se asentó en las orillas del lago de Pátzcuaro para iniciar su proyecto de repoblamiento, dado que los indígenas habían huido, pero sobre todo para poner en práctica sus ideas de una sociedad más justa que le habían inspirado las lecturas de Tomas Moro ('Utopía') y de Erasmo de Rotterdam.

Vasco de Quiroga reconoció la sensibilidad de los purépechas e impulsó su sentido comunitario con las llamadas "huataperas", sitios destinados a la educación de las niñas. Por ello abrió una serie de estas construcciones con funciones de escuela y al mismo tiempo centro de capacitación, hospital, iglesia y refugio para viajeros; huataperas que el viajero puede visitar en Uruapan, Angahuan o Zacán, en la meseta tarasca.

Después de una primera etapa en Tzintzuntzan, Don Vasco decidió que Pátzcuaro debería ser la capital de Michoacán y sede de una gran experiencia social donde convivirían indios, mulatos y españoles. Su entusiasmo llegó a tal que planeó la más grande catedral y la segunda plaza más amplia de México, donde por cierto no hay construcciones religiosas.

Por su visión humanista, además de promover una evangelización en donde los indígenas se educaran sin violencia y en su mismo entorno, Don Vasco fomentó el desarrollo...

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