PLAZA PÚBLICA / Millonarios líderes sindicales

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Alfredo Barba Hernández es un ejemplo del corporativismo sindical que se niega a formar parte del pasado. Es, al mismo tiempo, una muestra de cómo los dirigentes gremiales pueden amasar fortunas. La suya asciende a más de 40 millones de pesos, y presumiblemente ha sido forjada a través de las prácticas que han desprestigiado al sindicalismo.

Nacido en una ranchería del municipio de Tepatitlán, en los Altos de Jalisco, el 12 de mayo de 1944, Barba Hernández fue de muchacho empleado en una empresa tequilera de la región. A los 14 años se trasladó a Guadalajara, a trabajar en Lechera Pureza, y en 1960 ingresó en Lechera Guadalajara, que produce la marca Sello Rojo y es propiedad de la familia González, de la que forma parte el subsecretario de Gobernación Abraham González Uyeda. Allí comenzó Barba Hernández la carrera sindical que tan suculentos frutos le ha procurado. En 1964, según se lee en su currículum oficial, fue coordinador de una coalición de organizaciones obreras llamada Francisco Silva Romero, nombre del patriarca o cacique, según se le quiera ver, de la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, filial jalisciense de la CROC, de la que ahora es secretario general.

Merced al sistema de posiciones que era característico del sistema priista, a la FROC le correspondía ocupar cargos de representación popular, usufructuados por Barba Hernández a partir de 1980: fue dos veces regidor del ayuntamiento de Tlaquepaque, y alcalde del mismo municipio conurbado a Guadalajara. Fue diputado local y actualmente es diputado federal de la LX Legislatura, por la vía de representación proporcional (y lo fue dos veces antes, en las Legislaturas LII y LV, que se iniciaron en 1982 y 1991).

Sus ingresos formales deben haber sido cuantiosos, resultantes de la simultaneidad de sus cargos políticos y sindicales. Pero es imposible que sólo a través de salarios, sueldos y dietas acumulara los 40 millones de pesos en que se calcula su fortuna, y está formada por bienes inmuebles (dos penthouse y un tercer departamento, todos en zonas bien cotizadas) y por automóviles por los que parece obsesionado: su parque vehicular está compuesto por 15 unidades, todas de gran lujo. El patito feo es un Chevrolet Colorado, modelo 2005, que "sólo" costó 260 mil pesos, más de la quinta parte del importe pagado por un Audi S8, de este año, que ascendió a un millón 478 mil pesos. Entre esos extremos se ubican cinco BMW, cuyo precio por unidad bordea el millón de pesos, y...

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