Oscila del rock al jazz

AutorMaría Eugenia Sevilla

Así en la música como en la tierra, el mexicano-americano Marco Mendoza no es ni de aquí ni de allá.

Bajista de sesión en las grandes ligas heavymetaleras, Mendoza acompaña tanto al legendario Ozzy Osbourne y al grupo Whitesnake como ejecuta con pulcritud milimétrica las composiciones jazzísticas de Scott Henderson y Frank Gambale. Y si bien no olvida su infancia en Tijuana, afincado en Los Ángeles apoya la construcción del muro fronterizo.

Tras incursionar hace 10 años en la escena jazzística, "quería yo crecer un poco", dice el músico nacido en San Diego, quien debutó ayer en México con el trío de jazz Mendoza-Heredia-Neto, en Papa Beto Jazz Bistro.

En el local de Villalongín 196, el terceto dará hoy su último concierto a las 22:00 horas, en el que promete levantar a la gente del asiento con una fusión de jazz, rock, salsa, funk y rhythm'n blues, ritmos en los que interpreta canciones conocidas y composiciones propias con provocadores arreglos.

El ensamble está integrado por otros dos músicos latinos de la escena pop: el baterista Joey Heredia y el pianista Renato Neto, de origen brasileño, quien trabaja con el legendario Prince.

Mendoza no parece jazzista: la melena negroazulada, el tatuaje en el dorso de la mano y la cadena al cuello con un dije en forma de colmillo, evidencian su origen, que se acentúa por el compás al hablar, su manera informal de pararse y sentarse... y el hecho de aspirar tabaco molido por la nariz.

"El rockero es actitud", resume el músico autodidacta. "El rock es el grito, es un llamado al instinto animal, por eso es una música de juventud. Pero también envejece; la vida no es siempre eso. Cuando maduras, quieres experimentar otras cosas".

Ya se había aburrido, dice, de tocar "en piloto automático", sin retos.

Es así que las explosiones en un escenario ardiente, frente a miles de puños en alto, dejaron de ser suficientes para quien en busca de un conocimiento de la armonía más complejo -que explora en un bajo de seis cuerdas sin trastes- se lanzó a tocar standards de jazz en los clubes de la costa Oeste.

"El jazz también va a la emoción y a la entraña, pero a diferencia del rock, se dirige al cerebro", dice señalándose la sien. "En el jazz siempre tratas de subir otro pináculo".

A Mendoza poco le importó que Gambale le impidiera improvisar y ser creativo, recuerda, porque con él aprendió, como con Henderson, precisión y disciplina.

No ha dejado de rocanrolear y asegura que se siente a gusto como artista contratado...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR