Orgullosos de sus raíces

REFORMA / Redacción

Sufren y gozan con su papá

Para María Rosa García Aspe Peláez (arriba), su séptimo año de vida ha sido tan excitante como para su padre. Siendo la más grande de las hijas del mediocampista de los Camoteros del Puebla, Alberto García Aspe, la niña ha vivido junto con su padre dos momentos clave de su carrera: Su salida del América y su llegada al equipo de la Franja.

"Yo le voy al Puebla y me gusta vivir aquí, pero lo que más me gusta es verlo jugar, juega muy bien, está muy contento, más contento que en América y la verdad lo felicito por ser tan buen papá", expresó María Rosa, quien durante la charla lució orgullosa su playera de los Camoteros.

"Es muy buen jugador y yo quisiera decir que lo quiero mucho por lo que es, me gusta cuando juega conmigo aunque luego no tiene tiempo, con mi hermana Ximena (de cinco años de edad) también lo hace y nos divertimos todos juntos.

A Ximena (abajo) no le gusta hablar, prefiere posar para las fotos y mostrar el cariño de su padre jugando con él y disfrutando su compañía.

Durante la entrevista, Ximena se mostró nerviosa, lloró un poco, pero en cuanto sintió los brazos de su padre terminó el llanto y juntos, Alberto y sus hijas, disfrutaron un tiempo los tres jugando con su mascota en el jardín de su casa.

De tal palo, tal astilla

Felipe tiene 11 años de edad y es hijo de Claudinho, goleador de los Rayados del Monterrey, pero ¿cómo es la relación del niño con sus compañeros de escuela?

"No me dicen nada, a veces me dicen que les traiga firmas y ellos se sienten felices por conocer al hijo de Claudinho, por las firmas".

- ¿Cómo es tú papá contigo?

"Mí papá juega mucho conmigo, platica, me enseña cosas para cuando ya tenga la edad para ser jugador vea como es, aprender desde chico, porque es difícil cuando se es grande".

- En los Días del Niño ¿cuál es el mejor regalo que has recibido?

"A mí no me importa tanto que reciba regalos, sino que mi familia esté unida, eso para mí es un regalo".

Tan goleador como su progenitor

Carlos Hermosillo Jr., a sus 11 años, tiene una sola aspiración: ser tan goleador como su papá, pero tiene una meta muy ambiciosa, más que romper las redes, acabar con los récords de su padre o concluir los que el ariete veracruzano haya dejado en el camino, porque desea ser el mejor anotador mexicano de todos los tiempos.

"Cuando yo sea grande quiero ser futbolista como él pero quisiera romper el récord de mi papá, el récord de anotador...

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