Yo Opino / Protección Civil

Hace unos cuantos años, cualquier ciclón o huracán de mediana fuerza nos cobraba muchas vidas humanas, y algunos como el Gilberto hace casi 20 años o el Paulina hace menos tiempo, se llevaron la vida de cientos de personas. Todavía antes recuerdo al Beulah en 1967 o a Hilda en 1955 que fueron muy destructivos en todos sentidos.

Gran parte del problema era que cuando las autoridades, aún los miembros del ejército, acudían para advertir a la gente del problema y de los riesgos para sus vidas, casi nadie les creía y se aferraban a sus pocas propiedades y en consecuencia cuando venía la inundación morían en ella.

Desde aquellos años para acá, las cosas han cambiado mucho gracias a la credibilidad que hoy tiene la Organización de Protección Civil en todos los estados del país, ya que no solo se encargan de avisar con anticipación de los riesgos que se avecinan, sino que poco a poco le han ido demostrando a la ciudadanía de las enormes ventajas de la prevención y la preparación para cuando llegue un fenómeno natural con gran poder de devastación.

Gran parte del éxito de Protección Civil también se debe a que la generalidad de la población no la asocia con el gobierno y por tanto el ciudadano común está más dispuesto a creerles y a confiar en ellos que si fuera una de las dependencias tradicionales del gobierno la que se encargara de organizar las actividades para enfrentar el problema.

Hace casi 20 años, Monterrey fue azotado por el huracán Gilberto murieron cientos de personas que en aquel entonces habían construido sus humildes chozas y viviendas en el lecho del río Santa Catarina, pues cuando se veía venir el problema de la inundación el ejército trató de evacuar a todas esas personas, pero por la desconfianza que se tenía y el temor a que les robaran sus pocas pertenencias, la inmensa mayoría decidió quedarse dentro de sus hogares y cuando llegó la ola proveniente de las montañas, el desastre fue mayúsculo y los muertos fueron más de 2,000 (aunque la cifra oficial puede ser menor). Un río que normalmente está seco llegó a tener un nivel de unos 10 metros de agua, de modo que ya se podrá usted imaginar lo que fue aquello.

Hubo otro caso, en el que el chofer de un camión quiso cruzar el mismo río por un vado que...

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