Opinión Invitada / René Zorrilla: Deudas y más deudas

AutorOpinión Invitada

Las recientes noticias sobre la renegociación de la deuda del municipio de Monterrey nos llevan a considerar un problema que tiene escala nacional y que está agravándose día con día: la inmensa masa de deudas que han acumulado en los últimos años los estados y municipios del País.

Hasta el año 2000, las crisis sexenales de las finanzas públicas se daban sólo a nivel federal, porque únicamente la Federación podía emitir deuda.

Pero a partir del sexenio del Presidente Vicente Fox comenzó la emisión de deuda por parte de las entidades federativas y aun de algunos municipios grandes.

Los Gobernadores y Alcaldes encontraron una manera eficaz de aumentar su gasto y programar grandes obras públicas gracias al expediente de dejarles a las siguientes administraciones públicas el pago de dichas erogaciones.

En el caso de Nuevo León, se hizo un cambio administrativo para crear el llamado Instituto de Control Vehicular, que no es otra cosa que el área de placas y tenencias de la Tesorería del Estado.

Los ingresos a futuro por estos conceptos fueron dados en garantía en la emisión de deuda, con lo que los próximos gobiernos estatales no tendrán disponible este importante renglón de ingresos. Esto es lo que se llama en lenguaje común "hipotecar el futuro".

Otra entrada significativa para el Estado es la correspondiente a derechos cobrados por las áreas de Catastro y Registro Público de la Propiedad. Recientemente, ambos departamentos fueron incorporados al flamante Instituto Catastral y Registral, de relativamente reciente creación.

Hasta el momento no se ha sabido que se pretenda pedir más dinero prestado dando en garantía estos ingresos a futuro, pero habrá que ver cómo se maneja la administración en la última parte del sexenio cuando los apuros económicos se agudicen.

La creatividad en la generación de proyectos "autofinanciables" es verdaderamente singular.

Si una constructora ofrece, por ejemplo, financiamiento a largo plazo para erigir nuevas oficinas gubernamentales, se descubre que sólo con los ahorros de las rentas que actualmente se pagan, el proyecto "no costará un solo peso" a los contribuyentes.

Pero luego resulta que al magnífico edificio construido le faltan los acabados, mobiliario y equipo, y otros renglones de inversión que suman una cifra enorme que hay que erogar para ponerlo en funcionamiento.

Mientras tanto, las rentas anteriores se siguen pagando y la promesa de ser algo autofinanciable queda en el vacío. La ciudadanía regiomontana...

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