Opinión Invitada / ¿Qué sigue entre México y Canadá?

AutorOpinión Invitada

Carlo Dade y Olga Abizaid

El anuncio del Ministro de Inmigración canadiense en torno a la decisión de Canadá para imponer visas a los viajeros de México y la República Checa tomó a casi todo el mundo por sorpresa en Canadá. Aun días después, la mayor parte de los canadienses sigue tratando de entender el porqué de esta decisión.

Sin embargo, conforme se van sintiendo los impactos de esta decisión, los efectos negativos se hacen evidentes.

Entre ellos, el establecimiento de un sistema de visado que se antoja desde ya oneroso a nivel operativo y los ingresos perdidos por la industria turística en Canadá durante la temporada alta. Más importante aún es el daño que se le ha hecho a la relación con México, nuestro socio en Norteamérica, y a la reputación internacional de Canadá, particularmente a su estrategia hacia América Latina, cuyo objetivo es lograr un posicionamiento de liderazgo en la región y en la que la relación con México se usaba como parámetro de lo que se podría lograr.

Mucha atención se le ha dado al incremento en el número de solicitudes de asilo de mexicanos, sin embargo, el problema real tiene que ver con la falta de recursos suficientes para atender dichas solicitudes.

El problema de los atrasos en el proceso de dictaminación de solicitudes de refugio, y los incentivos que crea para el abuso del sistema, tiene una historia larga, pero no se había convertido en parte de la agenda nacional. Había sido un tema constante, cierto, aunque a nivel bajo durante los últimos años; un tema tratado fuera de los reflectores por un reducido número de expertos, grupos de interés y, por lo visto, del Ministro de Inmigración. Para el resto del país esto no era un problema.

¿En qué estaba pensando el Gobierno canadiense cuando tomó esta decisión?

Se ha dicho en los medios de comunicación que hubo un fuerte debate sobre la pertinencia de esta medida y también que dentro del Gobierno existía una fuerte oposición. No obstante, queda claro que no se sopesaron bien las implicaciones de esta medida. Evidentemente en este caso el Gobierno de Canadá no pecó de malicia o de tener una agenda, sino de falta de criterio y de comprensión, y por tanto, la planeación fue pobre y la ejecución peor.

Pero la decisión está tomada y difícilmente será revertida. ¿Qué hay que hacer para salir de este bache?

Por supuesto que la relación México-Canadá va a superar esto. El comercio entre los dos países sigue siendo fuerte; la cooperación entre ministerios y...

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