Opinión Invitada / Prevenir las adicciones

AutorOpinión Invitada

Socorro Sánchez Velasco

El consumo de drogas en Nuevo León es un problema muy serio. Se sabe que en los últimos 15 años el consumo habitual de drogas ilegales y médicas entre los hombres ha pasado de 4.5 a 10.5 por ciento sobre la población entre 15 y 24 años, en tanto que en las mujeres el cambio es de 2.8 a 8.5 por ciento en un lapso de tres lustros, además de que las edades de inicio son cada vez menores.

Los medios, sin embargo, se concentran más en reportar la narcoviolencia. Capturas, decomisos, ejecuciones, guerras frontales contra el ejército y combate permanente están a la orden del día.

Es evidente que los grandes cárteles ya no disputan tanto los negocios del otro lado del Bravo sino los negocios en México mismo, por eso los crímenes derivados del narcotráfico van en aumento.

Nuevo León es prueba de ello, la tranquilidad de la que otrora nos enorgullecíamos ya no es la misma. Nuestro jóvenes están ahora más expuestos a ser atrapados por las redes de quienes hacen del consumo de drogas una labor rentable.

El objetivo gubernamental de acotar todos los perímetros del narcotráfico ha desviado la atención de las instituciones, fijando sus estrategias más hacia el combate y menos hacia la prevención. Si hubiera programas eficaces de prevención, seguramente la demanda de las drogas disminuiría.

Para obstaculizar el campo de acción del narcotráfico se requiere de una estrategia integral que comprenda los puntos que han sido vulnerados tanto por la producción y comercio de drogas como por la inducción a las adicciones.

Las escuelas, los sectores de salud, y sobre todo la familia, tienen deberes ineludibles en la tarea magna de frenar el consumo y tráfico de drogas.

Los planteles educativos, como formadores de ciudadanos pensantes y emprendedores, tienen la responsabilidad de ofrecer instrumentos de prevención de las adicciones.

Los círculos familiares también son corresponsables; si no existe vigilancia sobre los hijos y si predominan el disimulo y el encubrimiento, solamente se ayuda a que los traficantes continúen haciendo fortunas.

Es en la escuela donde los jóvenes entran en contacto con otras experiencias. Atraviesan por diferentes etapas de su desarrollo y el tiempo que pasan en el plantel es extenso, de ahí que sea la escuela el mejor espacio para implementar programas continuos y acordes a cada edad.

Si desde pequeños se les instruye sobre los riesgos de adquirir una adicción y si los esfuerzos son sistemáticos, a la larga los...

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