Opinión Invitada / Marcelo González Jiménez: Ejemplo en La Ermita

AutorOpinión Invitada

Para el Gobernador interino, Manuel González, los próximos seis meses no serán fáciles por los pobres resultados de dos años de Gobierno independiente y por lo que en los corrillos políticos se dice de él.

Por un lado, desde la Secretaría General de Gobierno arrastra críticas por parte de diversos actores de los demás poderes del Estado -sobre todo de los Diputados- que lo han catalogado como intransigente, hosco y dado a la terquedad, defectos que según ellos lo convirtieron en alguien carente de habilidades para la negociación, aunque a últimas fechas los mismos legisladores sospechosamente lo han arropado. Algún enjuague habrán acordado.

Por el otro, está la lealtad que pregona a Jaime Rodríguez, que para muchos puede provocar que en su figura tengamos a otro Gobernador distraído, no en delirios presidenciales, sino en la operación política a favor de su amigo.

Si González quiere ser un buen Gobernador debe hacer en seis meses lo que Rodríguez no quiso hacer en dos años. No será complicado si por lo menos cumple con una cuarta parte de lo que Jaime Rodríguez prometió que realizaría.

Para ello, debe desmarcarse de su antecesor, no ser un títere y dedicar su tiempo entero a gobernar Nuevo León.

No comprendo por qué para muchos políticos es tan difícil hacer un compromiso y más cumplirlo. El problema parece que no son los partidos, sino ellos mismos, vengan de donde vengan.

Parece que no conciben que en cada rincón citadino o rural hay ciudadanos que luchan contra la adversidad y aún así se entregan y dejan un legado, sin esperar algo más que la satisfacción de servir y ser útiles.

Un verdadero ejemplo de la frase "a jalar, que se ocupa" es Luis Fernando Tadeo Álvarez Trejo, cariñosamente llamado Tadeo, un joven de 24 años, padre de dos hijos y que vive en la comunidad La Ermita, en Santa Catarina, un lugar enclavado en las faldas del Cerro de las Mitras que durante años ha sido azotado por la violencia, el pandillerismo y la drogadicción.

Tras haber sido privado de su libertad hace unos cinco años, halló en esa terrible experiencia el impulso para hacer un cambio y servir a su comunidad.

Una vez libre, se propuso dedicarse al servicio de niños y jóvenes de La Ermita por medio del futbol.

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