Opinión Invitada / Karen Batres: El problema son las armas

AutorOpinión Invitada

Una vez más, en lo que parece una hilera de tragedias sin fin y sin remedio, los políticos y funcionarios conservadores intentan aplacar las sonoras exigencias para mayor control de armas en Estados Unidos después de una masacre más en una escuela.

Una vez más, utilizan la enfermedad mental como un pretexto para no abordar el problema real: la masiva compra de armas en el vecino país y la enorme influencia -léase dinero a campañas- de la organización que funge como prestanombres para la industria de las armas, la Asociación Nacional de Rifles (NRA por sus siglas en inglés).

La influencia de esta industria nace con las armas que producen y venden dentro y fuera del país. Es una venta billonaria que defiende hasta la muerte... de niños.

La NRA dio 31 millones de dólares sólo a la campaña presidencial de 2016, más de 11 millones a la campaña de Trump y más de 19 millones para combatir a Hillary Clinton.

El New York Times revela que varios senadores y representantes recibieron millones de dólares en contribuciones a campañas durante su carrera política, todos republicanos.

Es infinitamente más fácil respetar el trabajo de una sexoservidora que el de un congresista que metafóricamente da el mismo servicio a la NRA, pero que a diferencia de aquélla, causa la muerte de cientos de niños y convierte a las escuelas en sitios que requieren programas de evacuación para casos de balaceras.

Simplemente estar escribiendo esto sobre las escuelas se siente kafkiano.

Es cierto que el chico que cometió el crimen en Florida tenía todos los síntomas de una persona profundamente perturbada y también es cierto que a pesar de tenerlo en la mira, las autoridades optaron por no hacer nada.

Aunque había tenido problemas con la ley, y a pesar de tener conductas típicas de un psicópata, no existía una razón legal para encerrarlo. No había tampoco recursos de personal para tenerlo bajo vigilancia permanente, lo único que pudo haber prevenido esta tragedia.

Y como él, muchos. El problema no es el grado de perturbación mental, la falta de recursos de personal, las leyes que no permiten encerrar a un sujeto sin causa precisa.

El problema son las armas. El problema es la venta...

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