Opinión Invitada / Gabriel Mérigo: Un siglo del Día de las Madres

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La celebración de las madres en México cumple 100 años, pues el interés por erigirles un monumento tiene su origen en 1922, y se debe a la iniciativa de José Vasconcelos, entonces Secretario de Educación Pública, y del periodista Rafael Alducin, quien el 13 de abril de ese mismo año lanzó una convocatoria en la primera plana del Excelsior con el fin de institucionalizar el primer Día de las Madres en el país, el 10 de mayo de 1922.

El título del desplegado era: "Excelsior pretende que el diez de mayo de todos los años sea consagrado por los hijos a enaltecer en vida o en memoria a quienes les dieron el ser". La redacción, muy al estilo de la época, utilizaba un lenguaje poético y justificaba su propuesta mencionando los homenajes a la figura materna en otros países: "una costumbre que deberíamos imitar empeñosamente y ésta es dedicar un día a enaltecer a la madre; a rendir un homenaje de amor y de ternura a la que nos dio el ser; a manifestar, en una palabra, de manera especialísima, que todos los sacrificios, todas las infinitas ansiedades de que es capaz el corazón de la mujer cuando se trata de sus hijos, son avalorados por éstos, consagrando un pequeño y especial tributo de cariño a la madre".

Alducin, para este fin, obtuvo el respaldo del Papa Pío XI, en vista de que el objetivo de realizar la construcción conmemorativa era honrar a las madres mexicanas y reconocerles su desinteresada labor en beneficio de la unidad familiar.

Sin embargo, no fue sino hasta 1949 que se construyó entre las calles de Sullivan y Villalongín el Monumento a la Madre, obra de gran escala e impacto social. El conjunto arquitectónico fue diseñado por José Villagrán García en colaboración con Luis Ortiz Monasterio, ambos ampliamente reconocidos por su trayectoria profesional. El arquitecto Villagrán García fue autor de numerosas obras arquitectónicas, maestro universitario de múltiples generaciones y es considerado el principal teórico mexicano de la arquitectura moderna. El escultor Luis Ortiz Monasterio, por su parte, fue reconocido por su obra de perfil nacionalista que conjuntaba armoniosamente la tradición escultórica mesoamericana con la modernidad occidental.

La composición arquitectónica es lineal, perpendicular al Jardín del Arte, y está conformada por una plataforma alargada con un muro curvo de respaldo y tres esculturas, de las cuales la central es considerablemente más alta y consiste en una mujer de pie, de falda larga y rebozo, con un bebé en los...

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