Opinión Invitada / El desastre de la fuga

AutorOpinión Invitada

Gilberto P. Miranda

Cuán complejo y preocupante resulta que las fugas masivas de reos sean motivo de importante noticia, pero no necesariamente de sorpresa.

El último episodio ocurrido hace días en Piedras Negras se suma a la tendencia observada desde 2009, donde en promedio se han fugado más de 120 presos por año, lo cual nos pone en paridad con sistemas penitenciarios como el de Nigeria, Afganistán y el Congo (EL NORTE, 19 de septiembre).

Los estilos varían: desde la tradicional fuga vía un túnel cavado de forma increíble (como se dijo al principio de la de Piedras Negras), las riñas y batallas campales que desatan el caos (Apodaca, el pasado febrero), hasta la salida triunfal por la puerta grande -principal- (Cieneguillas, Zacatecas en 2009).

Quizá el más paradigmático caso que precede esta ola de escapes sigue siendo el de Joaquín "El Chapo" Guzmán, quien se supone escapó del Penal de Puente Grande en un carrito de lavandería, aunque otras versiones indican que lo hizo caminando por la puerta frontal.

¿Qué sentir como ciudadanos cuando la autoridad parece incapaz de mantener mando sobre las prisiones, el espacio de control por definición? Pareciera haber dos posibles respuestas: es incapaz y ha sido rebasada; o peor aún, las redes de complicidades y negocios existentes y operadas desde diversos penales difícilmente podrían funcionar sin una contraparte oficial que lo permitiese.

Aunado se encuentra un tema escabroso, pero sumamente plausible: la continuación de la violencia es un gran negocio no solamente para el crimen organizado, sino para todo el "aparato de fuerza" en su conjunto; construcción de penales, armamento, equipamiento, vehículos, aeronaves, servicios de seguridad privada; la lista se extiende. Por dar un ejemplo, para el Penal que se construye en Mina se presupuesta una inversión de 3 mil 500 millones de pesos.

Desde luego que no es el punto argumentar en contra de la inversión en el tema de seguridad, que a todas luces es necesaria, sino cuestionar el fondo de la misma: el criterio con el que se designan las cuantiosas sumas que salen del erario y, sobre todo, la estrategia en la que se basan dichas erogaciones.

Recientemente, el Nobel peruano Mario Vargas Llosa llamó a la política de seguridad del actual Gobierno federal "insensata y equívoca", poniéndola como claro ejemplo de lo que América Latina no debe hacer en el tema. Aún más...

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