Opinión Invitada / Contagio en Europa

AutorOpinión Invitada

Simon Johnson

Existen tres tipos de contagio en una crisis financiera, cuando el posible colapso de una empresa, un banco o un país corre peligro de descontrolarse. La Unión Europea presenta los tres.

El primero es puramente psicológico: el pánico del comportamiento de rebaño; el segundo deriva de considerar los efectos reales que tendría un colapso cuando la gente toma conciencia de los posibles derrames y el tercero surge cuando los inversionistas se dan cuenta de que sus hipótesis están equivocadas.

Una característica de la fase de pánico es que la base se aleja de los pronósticos económicos, arrastrando consigo la percepción de la capacidad de las empresas o países para pagar sus deudas. Esto tiene como corolario que las estimaciones de las pérdidas suben a niveles inimaginables. Algunos analistas sugieren ahora que Grecia tal vez deba imponer descuentos de hasta 80 por ciento a los acreedores. Esto es mucho más que la visión reciente del mercado de que podían hacer falta pérdidas del 40 por ciento en una reestructuración.

Las emociones están prevaleciendo y el abismo parece sin fondo. Los países, a diferencia de las empresas, no quiebran. No obstante, en su pánico, el rebaño tiende a olvidarlo.

En el segundo tipo de contagio, el derrame cruza las fronteras debido al comercio. A comienzos de la década de 1930 los grandes países adoptaron políticas fiscales que redujeron su demanda de exportaciones de otros países y los empujaron hacia la recesión. Parte de este derrame también tuvo lugar durante la crisis financiera del 2008, cuando la contracción de la demanda en Estados Unidos y Europa repercutió en Asia.

Si bien Grecia, Irlanda y Portugal desempeñan un papel sólo modesto en el comercio dentro de la Unión Europea, están atados a su sistema financiero y bancario.

El tercer tipo de contagio es el más tenebroso. Cuando los inversionistas comienzan a pensar que un conjunto importante de personas cambió de opinión en cuanto a ofrecer apoyo a empresas o países en problemas, es necesario fijar nuevamente el precio de muchos activos.

Esta es la explicación de lo ocurrido tras la quiebra de Lehman Brothers y la casi quiebra de American International Group en el 2008. Cuando la Reserva Federal otorgó un préstamo a AIG que adquirió...

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