Opinión Invitada / Agustín Acosta: Una detención anunciada

AutorOpinión Invitada

La detención de Genaro García Luna es un escándalo.

Será ironía del destino o mera coincidencia que hace exactamente 14 años, el 9 de diciembre de 2005, la noticia de otro arresto impactaba a la opinión pública. Florence Cassez y su novio aparecían en los noticieros matutinos mientras la Policía presentaba el desmantelamiento de una banda de secuestradores.

Durante seis años asistimos a un conflicto diplomático sin precedentes y participamos en una batalla de opinión sobre la inocencia o culpabilidad de la francesa.

La detención de ayer desnuda todas nuestras incompetencias. Ahora resulta que la impostura habría sido la obra consumada de un espía genial.

Mientras el País se desgañitaba sobre la suerte de una femme fatale, el Ministro pactaba lo inconfesable. ¿Tanta fue nuestra inocencia?

García Luna escenificó no uno, sino varios montajes, el de la francesa apenas el más conocido.

Siendo director de la AFI, recreó el rescate del técnico de un equipo de futbol. Más tarde, ya Secretario, apareció heroicamente para salvar un plagio aéreo.

La verdad sea dicha, sus guiones distaban de ser geniales; generalmente la prensa terminaba exhibiéndolos.

Al tiempo asomó un rostro mucho más turbio. Al final de su mandato, unos federales protagonizaron un tiroteo en el aeropuerto y otros emboscaron a personal de la Marina y de la Embajada americana.

A diferencia de los montajes, esos episodios sí fueron reales, hubo balas y sangre de verdad. Entonces, nadie pidió explicaciones.

En cualquier Gobierno que exija mínimas cuentas a sus funcionarios, la escenificación de un arresto habría tenido consecuencias, por lo menos una renuncia.

Genaro García Luna nunca fue cuestionado por sus superiores, al contrario, por alguna razón misteriosa, ascendió los peldaños de la burocracia hasta convertirse en Secretario. Ya en la cúspide, se elevó en arquitecto imprescindible de la seguridad. Su sombra fue su mejor imagen.

García Luna hablaba mal y articulaba peor. Su entrevista cuando, arrinconado, confesó el montaje, quedará como constancia de un funcionario incapaz de explicar su conducta. Con todo, el episodio pronto fue olvidado.

Sus apologistas ensalzaron su genialidad y un libro sobre mando único publicitó su visión. Una extraña ecuación destiló la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR