Olvidan a los ilustres

AutorAlberto González e Ilich Valdez

Muy pocas almas vivas llegaron a los panteones franceses, de las delegaciones Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo, a visitar a sus difuntos, a los hombres ilustres cuyos restos ahí descansan. Ayer ambos camposantos prácticamente se vieron "muertos".

Por momentos, los trabajadores que realizan el mantenimiento de los cementerios se convirtieron también en los familiares de cada uno de los muertos, pues son ellos los únicos que barren y arreglan las tumbas.

Miguel de la Colina, quien trabaja en el Panteón Francés de la Colonia Buenos Aries, recuerda que desde hace 10 años la situación de visitas cambió, porque todos los días de muertos llegaban decenas de familiares con flores de cempasúchil, gladiolas, alcatraces y hasta con dulces para adornar las criptas.

Pero no sólo algunas capillas del cementerio, donde se encuentran los restos de personalidades como Emilio Portes Gil, quien fuera Presidente de 1928 a 1930, o Jesús Reyes Heroles, se vieron vacías, también los negocios de flores como el doña Josefina, quien lleva 78 años vendiendo a las afueras del camposanto.

Mientras que en el Panteón Francés, ubicado en Miguel Hidalgo, sólo ruido de las hojas secas hacen romper el silencio, pese a que una mujer de nacionalidad japonesa arregla la cripta de su esposo.

Ella coloca claveles, pone agua a las macetas y limpia el lugar.

"Vengo cada dos semanas, antes venía cada ocho días porque aquí está mi esposo", comenta la mujer ante la cripta de la familia Kimura Muramoto.

La mujer no celebra el Día de Muertos, ni realiza la visita con ese motivo, pero, después de 40 años de vivir en México entiende y aprecia esa tradición: "Es muy bonita", dice.

En los pasillos de este cementerio en donde el Servicio...

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